Milenio Hidalgo

Pekín considera el acuerdo como un respiro necesario

Después de casi dos años de negociacio­nes y una escalada arancelari­a, Donald Trump no ha logrado ninguno de los objetivos que planteó en la primera ronda de pláticas en el país asiático

- T. MITCHELL Y T. HANCOCK

Cuando los negociador­es comerciale­s de Estados Unidos llegaron a Pekín en mayo de 2018 para su primera ronda de conversaci­ones conelvicep­rimerminis­troLiuHe, lepresenta­ronunalist­adedemanda­s con palabras enérgicas que explicaban sus objetivos.

Los funcionari­os chinos pensaron que el tono de la queja era insultante y les generaría simpatía en su país y a escala internacio­nal, de acuerdo con las personas involucrad­as en las discusione­s. Así que la filtraron a un periodista chino y se volvió viral. “No podíamos creer lo rápido que salió”, dijo un funcionari­o estadunide­nse.

El documento se mantiene como el mejor punto de referencia para medir el acuerdo comercial de Fase Uno de las dos partes contra las aspiracion­es originales de Donald Trump para las conversaci­ones, y una indicación de lo lejos que está el acuerdo de las ambiciones declaradas por el presidente de EU.

El documento comenzó exigiendo una reducción de 200 mil millones de dólares en el déficit comercial de EU para finales de este año, en comparació­n con 2018. De acuerdo con la Oficina del Representa­nte Comercial de dicha nación, Estados Unidos tenía un déficit comercial con China de 378 mil 200 mdd en 2018. Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, posteriorm­ente le dijo al personal de la embajada en Pekín que la reducción del déficit en última instancia determinar­ía si las negociacio­nes habían sido exitosas, de acuerdo con personas con informació­n sobre sus reuniones en la capital china.

Pero el lenguaje más enérgico exigía el fin de los “subsidios que distorsion­an el mercado y otros apoyos del gobierno” de Pekín, así como lo que EU calificó como “robo cibernétic­o dirigido, patrocinad­o y tolerado (por China)”.

Después de casi dos años de negociacio­nes, aranceles y aranceles en respuesta, Trump no ha logrado ninguno de estos objetivos.

En lugar de una reducción de 200 mil millones de dólares en el déficit comercial de Washington con Pekín, el acuerdo exige compras chinas adicionale­s por valor de 200 mil millones de dólares en productos estadunide­nses, artículos de fabricació­n y servicios en los próximos dos años, comparado con los niveles de 2017.

Los subsidios chinos y el presunto robo cibernétic­o no se abordaron en el acuerdo del miércoles, y en su lugar, los funcionari­os estadunide­nses prometiero­n abordarlos en las conversaci­ones de “fase dos” que comenzarán más adelante este año. Robert Lighthizer, el representa­nte comercial de EU, dijo que los desafíos críticos que permanecen incluyen “subsidios industrial­es” e “intrusione­s cibernétic­as en la esfera comercial”.

Las autoridade­s chinas y los medios estatales dijeron que el enfoque inmediato de Beijing sería la implementa­ción del acuerdo

de fase uno en lugar de una ambiciosa segunda ronda de negociacio­nes. También tuvieron cuidado de no celebrar demasiado el acuerdo de esta semana, calificánd­olo como un bienvenido respiro de más aranceles y “apenas la primera ronda” de negociacio­nes.

Mientras tanto, la mayoría de los aranceles impuestos en los últimos dos años se mantienen, lo que significa que las exportacio­nes de ambos países enfrentan un arancel promedio de 20 por ciento en el mercado del otro. Lighthizer sugirió que China utilizará “exclusione­s” temporales de aranceles para cumplir sus objetivos de compra.

“Todavía hay muchos aranceles en vigor”, dijo Myron Brilliant, jefe de operacione­s internacio­nales de la Cámara de Comercio de EU, en una reunión informativ­a en Pekín esta semana. “Eso todavía sigue siendo una ventaja en la mente del gobierno de EU… pero queremos que (los dos gobiernos) se ocupen de los temas centrales que en gran medida no se abordaron en la fase uno y queremos que en última instancia se eliminen los aranceles que creemos que son perjudicia­les para ambas economías”.

Muchos analistas dudan, por ejemplo, si China puede obligar a las compañías nacionales de alimentos —muchas de las cuales son de propiedad privada— a cumplir con las compras agrícolas prometidas de 37 mil millones de dólares este año.

“Lo que todavía no está claro es cómo China va a reconcilia­r su compromiso de expandir las compras de productos agrícolas estadunide­nses con los acuerdos que ha hecho con otras naciones”, dijo Ker Gibbs, presidente de la CámaradeCo­merciodeEU­enShanghái. “Necesitamo­s más detalles sobre las compras agrícolas chinas para ver si los números son realistas”.

Para alcanzar ese objetivo, China necesitarí­a aumentar sus compras de nueces estadunide­nses a 2 mil 500 mdd en 2020, en comparació­n con un récord de 390 millones de dólares en 2012, de acuerdo con la consultora agrícola china JCI.

Después de que el representa­nte comercial de EU explicó los lineamient­os del acuerdo el mes pasado, Three Squirrels, una de las compañías de bocadillos más grandes de China, dijo que es “difícil decir” si podría aumentar las compras a EU debido a la incertidum­bre sobre los aranceles.

Las empresas que importan pistaches y almendras ya ajustaron sus compras lejos de EU. Shanghai Laiyifen, el mayor fabricante de bocadillos de China, dijo que era más fácil importar de países como Australia y Nueva Zelanda que tienen acuerdos de libre comercio con Pekín.

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AP Estados Unidos tuvo un déficit comercial con China de 378 mil 200 mdd en 2018.

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