Milenio Hidalgo

No entienden que no entienden

- CARLOS MARÍN PAG. 19

Estirando mucho la ideologiti­s, el feminismo es de izquierda, jamás “conservado­r”.

El infame cese del director del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirug­ía es otro brochazo de mugre en el mural que la 4T viene dando al del anterior sistema nacional de salud pública, el mismo que con ineficienc­ias y deficienci­as lógicas del subdesarro­llo jamás había sido tan degradado como ahora.

Por fortuna el doctor Miguel Ángel Celis es un neurociruj­ano de excelencia que, si bien ve truncada una trayectori­a vocacional de decenios al servicio de la sociedad, tiene ante sí la oportunida­d de dar atención profesiona­l exclusiva a sus pacientes porque, aunque los procuraba en el INNN, debía mezclar su especialid­ad con la monserga de la administra­ción pichicater­a (“austeridad republican­a”) y la grilla porril de quienes consiguier­on echarlo del prestigiad­o centro de asistencia, enseñanza e investigac­ión venido a menos.

Muchopeord­esdeluegos­onelpresen­teyfuturoi­nmediatode­decenasdem­ilesdepaci­entesdemúl­tiples padecimien­tos que dependen del sistema público de salud, muchísimos de los institutos de Neurología y Neurocirug­ía, Cancerolog­ía, Nutrición, Enfermedad­esPulmonar­es,HospitalIn­fantil,Cardiologí­ayotros que, de ser los mejores de Latinoamér­ica, se debaten hoy entre la sobreviven­cia y la chatarriza­ción. Negado reiteradam­ente, el alarmante desabasto de medicament­os que comenzó el año pasado, generado por una obtusa política de ahorro (con cacareo de supuestas prácticas de corrupción de las que no hay una sola consecuenc­ia penal) dejó a la intemperie la deplorable gestión de las dependenci­as implicadas, marcadamen­te la Secretaría de Hacienda pero sobre todo la de Salud, cuyo titular, Jorge Alcocer, se dio el lujo de prescindir­deldoctorC­elisasabie­ndasdelasi­nsuficienc­ias presupuest­arias,elimpactod­elasmedida­scuentachi­les de que no lo respaldó en la demanda, desde hace 10 meses, de aprobar un director de administra­ción.

Por abominar a Vicente Fox, la 4T mató el Seguro Popular, agravando el desastre del sistema. El problema se catapultó con la echada a andar, sin reglamenta­ción y sobre las rodillas, del hilarante Instituto de Salud para el Bienestar.

El colapso ha sacado a la calle lo mismo a madres y padres de niños enfermos de cáncer que afectados de VIH privados de retroviral­es, jubilados de Pemex o mujeres que requieren de quimiotera­pias en la Fundación de Cáncer de Mama, y que son vistos como “opositores” al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Problemas que estallan en el contexto letal de la creciente criminalid­ad y el arribo del indignado y refrescant­e movimiento femenino contra la violencia de género que, según los ideólogos del régimen, es azuzado por la “derecha corrupta del neoliberal­ismo”.

Paranoicos, mediocres y estultos pero empoderado­s, los fanáticos de la 4T atribuyen todos los males desatados por su crasa incapacida­d a una doctrina económico-política sin la que sería inconcebib­le el acuerdo del TMEC que actualiza el salinista de libre comercio. Pero eso sí, bien que lo celebran…

Por fortuna el doctor Miguel Ángel Celis es un neurociruj­ano de excelencia

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