“Pensando en los hechos, la economía pasa a segundo plano”
Hoy se presenta el dato definitivo de crecimiento económico de 2019. Rondará cerca de una disminución de 0.1% como fue anunciado con el dato oportuno, que contiene el 80% de la información económica utilizada para el cálculo del PIB. Será la primera vez en diez años en la que se observa un decrecimiento en la producción, siendo aún más notorio por el crecimiento por arriba de 2% que tuvo Estados Unidos, la economía más grande del mundo y nuestro mayor socio comercial. En términos per cápita evidentemente la situación se agrava.
La creación de empleo formal se ha alentado. El ritmo de crecimiento ha estado disminuyendo desde 2018, pero con el dato más reciente, 1.57%, el de enero, se alcanzó la tasa más baja desde 2010. La inversión fija bruta no hizo más que caer durante 2019 y aunque falta el dato de diciembre, no se espera un cambio en la tendencia. Entre enero y noviembre de 2019 la inversión disminuyó 5.1% respecto al mismo periodo del año previo. Dentro de este indicador, la construcción se contrajo 3.6% y la inversión en maquinaria y equipo se redujo 7%. Con el dato de diciembre, el más reciente disponible, del valor de la producción de empresas constructoras, se observó una disminución de 12% frente a 2019, acumulándose 18 meses con caídas consecutivas en términos anuales.
Aún no tenemos las cifras definitivas de la inversión extranjera directa recibida durante 2019. Comparando cifras preliminares, el crecimiento de la IED fue de 4.16%. En ambos casos, con las mismas cifras, la IED representa aproximadamente 2.6% del PIB.
Más allá del dato o del nivel de inversión, estas reducciones hablan de las condiciones del país; de las expectativas de crecimiento, del potencial, del nivel de la tasa de interés y por supuesto, de la confianza.
Con estas cifras, el crecimiento económico prometido por el presidente durante su campaña, primero de 6% promedio anual y luego de 4%, suena muy lejano. Las expectativas de crecimiento para 2020 rondan el 1%, pero varias casas de análisis e instituciones financieras las sitúan ya por debajo del uno. No debería de ser sorpresa. Como ya se sabe, el crecimiento económico no es un decreto o un anuncio de política, mucho menos una promesa de campaña; es el resultado de las múltiples decisiones de política económica que se toman día a día y en ese sentido, estamos viendo el resultado de las decisiones ya tomadas.
En este espacio se ha tocado el tema de la cancelación del aeropuerto y del cambio en las reglas para los ductos de gas. También de los proyectos de infraestructura (más bien de gasto) de esta administración y de la fuga de talento y capacidad dados los recortes salariales.Peronosfaltahablardeldesfalcodelqueestán siendo víctimas todos los trabajadores que aportan al Infonavit.Comoestaslíneassededicanalaeconomía, tampoco hemos hablado del INE, ni de la cena de empresarios, ni del incremento en las cifras de violencia. No hemos tocado el tema aquí de la escasez de medicamentosysolohemoshabladounpocodelretroceso en materia energética. Mucho menos de los feminicidios ni de la atrocidad de las muertes de Ingrid y Fátima. Pensando en todo esto, quizás la economía pasa a un segundo plano.
El crecimiento económico prometido por el presidente durante su campaña suena muy lejano