El tránsito hacia la innovación escolar
Transitar hacia la innovación en la escuela no es tarea fácil, la complejidad de los procesos escolares es una cuestión a desentrañar si se aspira a ello. Las condiciones institucionales de trabajo, el contexto donde está inmersa la escuela, las relaciones entre los diversos actores, los posicionamientos pedagógicos, los procesos formativos de los docentes, la intensificación del trabajo docente, el proyecto político-educativo y el currículum propuesto, son elementos que requieren de una atención puntual para innovar cada uno de ellos.
Las restricciones y limitaciones de la mayoría de las escuelas son diversas, particularmente en materia de infraestructura y equipamiento, cuestión que impide pensar en la mejora óptima de los procesos pedagógicos y didácticos, a ello se suma que los profesores en los últimos años se han sometido a fuertes presiones sobre la eficiencia de su trabajo, lo que los ha llevado a una intensificación de sus labores. De igual manera, la imagen social de la escuela y la presión de los padres de familia se hacen presentes en un proceso de mejora escolar. Socialmente se valora más los resultados de los exámenes, la fachada de la escuela, la imagen de los alumnos y los maestros frente a los procesos de enseñanza y aprendizaje. Es decir, se ponen en juego distintas concepciones de innovación entre los docentes, los padres de familia y las demandas de política.
Si bien la política educativa ha introducido nuevos desafíos y demandas para la escuela y sus agentes, es importante que estos últimos estén los suficientemente formados e informados de la lógica de desarrollo social, económico, político, científico y tecnológico de su entorno social, lo cual hará más pertinente su labor cotidiana. Transitar hacia la innovación requiere entonces que los docentes lleven el aprendizaje de los alumnos más allá del aula y la escuela para generar nuevas actitudes, saberes y competencias. Las prácticas pedagógicas de los docentes deben cambiar, ser un mediador del conocimiento y en el aprendizaje de los alumnos evita ser excluyente del propio conocimiento y la experiencia de los alumnos.
Innovar en la escuela significa hacer un replanteamiento de sus prácticas organizativas, de su pensamiento colectivo e individual, de sus relaciones e interacciones, es decir, es un replanteamiento de su propia cultura construida. Innovar implica transformar, cambiar, transitar hacia formas diferentes de enfrentar la realidad o ámbito de la realidad. La innovación en la escuela involucra cambios en los climas institucionales, así como transforma los mecanismos de participación y representación que llevan a su vez a nuevas formas de hacer política, gestión y gobierno.
La innovación requiere cierta precisión en las líneas de acción que plantee, porque finalmente la innovación es pensamiento y acción. La concreción de las líneas es para dar atención puntual a problemas identificados en los distintos ámbitos: pedagógico, de gestión, de aprendizaje, de enseñanza, estructurales, etc.
Cuestión sustantiva de la innovación en un sentido diferente, es la formación del docente y su articulación con las prácticas pedagógicas que desarrolla. Articulación cuya esencia es mediada por el currículum que desarrolla. El currículum como proyecto político-educativo sirve a ciertos intereses, es una selección cultural, siguiendo a Lundgren (1981) que si lo tomamos como “algo dado” e inamovible sólo estaríamos legitimando un proyecto cultural y de socialización. Entonces, el maestro debe ser un agente que conozca a profundidad las implicaciones del currículum que desarrolla, ello le dará más certeza a su práctica, pero sobre todo fijará mejor su posicionamiento político y pedagógico ante lo que es un proyecto cultural. Modificar sus relaciones pedagógicas en el aula y con el conocimiento se convierte en la esencia de la innovación de su labor. Un docente que piense y actué política y pedagógicamente, es un docente innovador.
En síntesis, una escuela que transite hacia la innovación es aquella que es capaz de crear permanentemente las mejores condiciones para el aprendizaje de los sujetos, considerando de manera integral los distintos procesos que se llevan a cabo en la Institución. Parte esencial en ello, lo constituyen las relaciones e interacciones sociales de los actores, particularmente entre en el docente y los alumnos. En este sentido el proceso pedagógico cobra un mayor sentido en todo el espacio escolar, en toda la institución y en todo momento.
La innovación requiere cierta precisión en las líneas de acción que plantee