El reto Pachuca
a ciudadanía le debe a Pachuca el voto informado y responsable. Desde hace años la capital hidalguense parece gobernada al garete, improvisando sobre ideas muy extrañas de progreso y bienestar, y bajo la sombra del ejecutivo estatal que, para bien o para mal, ha permitido la inacción comodina, ya sea por la centralización de obras en la capital que confunde en cuanto a su gestión al electorado despistado, ya sea por la ineficacia en el “hacer política” o, tal vez, por hacerla en exceso: condenando a la ciudad a la tortura del desplazamiento urbano, a la inseguridad, la corrupción y a la idea de la imposibilidad del concilio entre fuerzas políticas.
Sabemos que los retos son demasiados y urgentes, y que las intenciones buenas no bastan: jamás comprenderé la mentalidad detrás de administraciones capaces de traer desde Mérida a un oso maltratado y curarlo aquí, de presumir orondamente un Reglamento de Protección, control y bienestar animal, pero incapaces de prohibir las corridas de toros, recurriendo al as de la muerte artística de un animal “consentido” toda su vida para explotarlo sangrientamente a voluntad.
Me cuesta trabajo creer en la continuidad de proyectos de “rescate urbano” estériles y, sobre todo, que ya entrado el siglo XXI las políticas sigan siendo atomizadamente centralistas: el camellón principal de mi colonia es una belleza, pero basta alejarse un par de cuadras para descubrir canchas abandonadas, juegos infantiles oxidados, ciclovías y gimnasios al aire libre convertidos en vertederos de basura y el desdén de quienes han gobernado sólo para la foto. Supongo que estamos ante la oportunidad de no caer en el mismo bache.