El lobo y el pangolín
El lobo es nuestro socio más antiguo. Hace unos 30,000 años nuestros ancestros compartían sus piezas de caza con los lobos, la tribu y la manada se comían el mismo ciervo, el mismo jabalí, de ahí nació la sociedad, de compartir la comida. Más adelante el lobo se fue domesticando hasta convertirse en perro. El perro es el mejor amigo del hombre, se dice con cierta cursilería, y no se dice que también es el más antiguo.
En España hay un debate sobre los lobos. Los aldeanos se quejan de que en la noche se les mete un lobo al corral y les mata unas gallinas, o una vaca, que se encuentran al día siguiente despanzurrada, cuando el lobo se les mete al establo. La situación parece sacada de un cuento, sólo falta Pedrito gritando: ¡ahí viene el lobo!
Los dueños de las vacas y las gallinas quieren exterminar a los lobos, pero hay una ley que los protege y una asociación conservacionista muy activa que vela por su cumplimiento: el lobby del lobo.
Uno de estos aldeanos argumentaba en un periódico a favor de los lobos, señalando su utilidad en el ecosistema: “el lobo limpia el monte de animales viejos”, declaró. Se trata de una sentencia literal, que tiene calado metafórico; el lobo es como la muerte que se pasea por el monte con su guadaña, buscando a quién llevarse al otro mundo. La situación me hizo pensar (perdón por la crudeza) en el coronavirus, que es ese lobo que anda buscando a quién llevarse.
Al limpiar el monte el lobo acaba con las criaturas débiles y enfermas y de esta forma, dicen los que saben, reduce la zoonosis, que es, de acuerdo con el diccionario: “la enfermedad o infección que se da en los animales y que es transmisible a las personas”. Esto nos sitúa, otra vez, en el territorio del coronavirus que es, hasta donde sabemos, un bicho que salió de un murciélago que mordió
pangolín._ a un pangolín, que luego se comió un parroquiano del mercado de Wuhan. Que distinto sería todo si un lobo, nuestro socio más antiguo, hubiera despanzurrado a tiempo a ese