Milenio Hidalgo

“La más onerosa promesa de campaña, con efectos hasta 2047”

- Carlos Puig

La mayoría de los grandes proyectos de infraestru­ctura tienden a ser una calamidad financiera para los gobiernos. He enumerado en otras columnas proyectos como el aeropuerto de MontrealMi­rabel, que después de años se cerró a la aviación comercial porque nunca llegaron los pasajeros necesarios; o el aeropuerto internacio­nal de Denver —sobrecosto de 200 por ciento— y cuyo tráfico nunca alcanzó para cumplir sus compromiso­s financiero­s; o el aeropuerto de Hong Kong, que The Economist calificó como un“fiasco”. El túnel que comunica a Inglaterra con Francia tuvo un sobrecosto de 80 por ciento, con proyeccion­es de 15 millones de pasajeros en su primer año y que para 2001, seis años después, alcanzó los 7 millones anuales; o el túnel Copenhague y Malmö… Un buen inventario y análisis de esto se puede leer en Megaprojec­ts and Risk. An anatomy of ambition. (Cambridge Press).

Por cierto, las proyeccion­es de pasajeros para el aeropuerto de Texcoco siempre fueron inverosími­les. Sí, nos iba a costar más y llegaría menos gente de la proyectada.

Esto parece “normal” en esos grandes proyectos. Tal vez porque si se supiera cuánto costarán en verdad y cómo funcionará­n, nadie que quiera sobrevivir políticame­nte en un mundo de recursos escasos los emprenderí­a. Pero eso es muy diferente a cuando un gobierno decide, por una promesa de campaña, tirar dinero a la basura.

Los datos que publicó la ASF sobre la cancelació­n del aeropuerto de Texcoco lo ponen claro. La cifra que llegó alas primeras plan as, que ayer enl anoche supimosin exacta, se divide en dos: lo ya gastado por Texcoco (obras ya realizadas, cancelació­n de contratos, re compra de 30 por ciento de los bonos de deuda y liquidació­nde Fibra E) y los miles de millones que aún se deben en bonos contratado­s para Texcoco que tendrán que ser pagados entre el 2026 y el 2047, más sus intereses; que se pagarán cada año con las tarifas y utilidades del Benito Juárez y (no está claro, pero uno supone) del Felipe Ángeles. Si llegan los pasajeros proyectado­s… En resumen, hipotecamo­s el aeropuerto que ya teníamos para pagar el aeropuerto que no se hizo y en el proceso se desperdici­aron miles de millones de pesos del erario en algo que no existirá.

Si aumentamos el costo del Felipe Ángeles… pues sí, la promesa de campaña salió carita. Que se preocupen los que lleguen entre 2026 y 2047… han de pensar en Palacio Nacional.

Que se preocupen los que lleguen entre 2026 y 2047… han de pensar

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