El desastre educativo… y lo que falta
En unas cuantas semanas los estudiantes del país cumplirán un año sin ir a la escuela. Tardaremos mucho tiempo en medir la magnitud de la tragedia y su impacto en los niños y jóvenes, en los maestros, en las familias, en particular en las mujeres, mamás que han tenido que dejar sus trabajos y actividades —con el correspondiente impacto económico en los hogares y en el país— para ahora hacer de cuidadoras y maestras sustitutas…una tragedia que creo hoy poco imaginamos.
Por si esto fuera poco, ahora las escuelas privadas se lanzan a una batalla contra el gobierno, lo cual no puede terminar bien para los que más importan: los alumnos.
Dice la Asociación Nacional de Escuelas Particulares que 40 por ciento de las escuelas están en riesgo de desaparecer, y que la situación económica de las familias y el hecho que no haya clases presenciales hacen que las familias no paguen, lo que tiene a las escuelas sin ingresos y endeudadas. Frente a eso han decidido regresar a clases presenciales, dicen, siempre y cuando los padres de familia quieran mandar a sus hijos e hijas.
Como el mismo comunicado lo dice, es una decisión sin acompañamiento de las autoridades de la SEP ni las de los estados. Ellos ya decidieron y ahora es que buscarán el diálogo que, apuntan, Esteban Moctezuma les negó —“era muy cerrado”—. “El Estado ha estado violando los derechos de la sociedad, sobre todo en materia educativa, y no se dan cuenta que violan el derecho a la salud a través de que hay trastornos emocionales, mentales, de obesidad y de todo tipo en estudiantes”, explicó Alfredo Villar Jiménez.
Anticipan sanciones legales y de una vez avisan que las pelearán en la Corte. En serio, frente a la catástrofe que enfrentamos y la que enfrentaremos en años venideros en relación con la educación, ¿necesitamos una confrontación más? ¿Otra bronca? ¿Demandas y amparos? De acuerdo en que la SEP de M oc te zuma fue una catástrofe, en donde su Aprende en Casa fue la única idea y se amarraron a que nadie regresa hasta el semáforo verde —para el que faltan mucho, mucho—.
Ahora lo que necesitamos es imaginación y aprendizaje de otras experiencias, y debate y conversación pública que hagan el regreso —sí, parcial, sí, híbrido, sí, poco a poco— posible. Y lo necesitamos hacer juntos. Ni la bronca de las privadas ni la paralización de las públicas sirven de nada.
¿Necesitamos una confrontación más? ¿Otra bronca?