“Urgen mejores auditorías y para eso hay manuales internacionales”
Más que nunca, la reciente entrega de las auditorías de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) a la Cámara de Diputados ha causado controversia entre la ciudadanía, misma que, por la naturaleza del informe, carece de fundamentos para poder contribuir a un sistema efectivo de rendición de cuentas.
En primer lugar, la ASF lo que entrega al Legislativo son observaciones que no han terminado de compulsarse con el auditado al que, en atención a las mejores prácticas, siempre se le otorga derecho de réplica y explicación antes de elaborar el informe definitivo, que es el que se debería entregar al Legislativo y hacerse público. Esta práctica en la ASF es provocada por el histórico conflicto entre la fiscalización oportuna vs. la demostrada. Para evitar controversias innecesarias, la ASF debería dar un periodo corto al auditado para solventar sus observaciones, antes de emitir y publicar su dictamen definitivo.
Por si fuera poco, de todas maneras la fiscalización que se logra no es oportuna ya que se refiere a hechos que ocurrieron varios años atrás, lo cual impide la corrección de lo que haya que corregir y/o sancionar. La ASF debería acudir a la tecnología disponible para hacer sus observaciones de manera continua y en tiempo real.
En tercer lugar, deben homologarse los conceptos de la auditoría de desempeño con los de la auditoría financiera, ya que fue justamente una diferencia entre lo que es un costo interpretado desde la auditoría de desempeño, que contradecía el concepto de costo desde el punto de vista financiero, lo que provocó la controvertida corrección del auditor con respecto del NAIM.
También considero que los manuales y procedimientos deben establecer muy claramente las definiciones de lo que es una falta o un delito para evitar las réplicas legislativas entre lo que es el motivo de la observación, que a menudo se acusa de ser político, y no técnico, provocando controversias en la sustentabilidad de los hallazgos.
Definitivamente necesitamos mejores auditorías. Y no hay que inventar el hilo negro. Existen sendos manuales internacionales de sanas prácticas. Solamente así nuestras energías gastadas en gobernanza ciudadana podrán ser efectivas.
Hay sendos manuales internacionales de sanas prácticas