Barça: remedio y enfermedad
El futbol se cura con futbol, aunque suene simplón, no hay mejor tratamiento para una organización en crisis, que los remedios que ofrece el campo, con sus aromas, secretos o rincones; y el juego, con sus jugadores, alegrías y sensaciones. Si lo miramos en perspectiva, se trata de un deporte que creció mucho más fuera de la cancha que dentro de ella, donde siguen siendo once jugadores, un balón y una idea, lo que da origen a todo.
Rodeado de múltiples acuerdos, obligaciones, objetivos financieros y estratégicos, por lo general resulta más aparatosa la estructura, que el equipo. Miremos el ejemplo del Barça, un caso paradigmático que ha sido rescatado una y otra vez por sus futbolistas. Cuando Guardiola fue presentado como entrenador hace doce años, la organización se encontraba en una seria crisis institucional y económica, que si bien, no era tan grave como la actual, tenía los argumentos para sumir al Barça en un estado depresivo.
Aquella temporada hubo pocos fichajes, Alves y Keita fueron los relevantes, por el contrario, hubo importantes recortes, se van Deco y Ronaldinho, la repatriación de Piqué fue decisiva, el ascenso al primer equipo de Busquets y Pedrito es clave, recuperar la confianza en la base, Xavi, Iniesta, Puyol, Rafa Márquez y Valdés, fundamental, y relanzar al joven Messi, determinante.
Con la décima parte de su presupuesto actual, el Barça forma el mejor equipo de su historia. Es verdad que lo tenía en casa, pero estaba olvidado detrás de un monstruoso armazón organizacional.
Entonces Guardiola, con profundo conocimiento de su Club, toma dos decisiones: la primera fue convencer a los jugadores de un estilo, la segunda, fue cerrar la puerta del vestuario aislando al equipo del organismo corporativo hasta que la institución, gracias a los resultados en el campo, sanara. Así, el Barça curó al Barça, años después, el Barça volvió a descomponer al Barça.
Se trata de un deporte que creció mucho más fuera de la cancha que dentro de ella