Milenio Hidalgo

Traición a la patria y periodismo

- CARLOS MARÍN cmarin@milenio.com

La defensa legal no es un crimen y los genuinos reporteros no son títeres de nadie.

En diez días el presidente López Obrador incursionó mal en dos temas que no son, precisamen­te, lo suyo: la legalidad y el periodismo. Hace dos lunes descalific­ó a los abogados que defiendan a las empresas inconforme­s con los cambios regulatori­os en electricid­ad, y ayer se refirió a las reporteras y reporteros como si fueran marionetas de sus jefes y patrones.

“Una vergüenza que abogados mexicanos estén de empleados de empresas extranjera­s que quieren seguir saqueando a México. Claro que son libres pues, pero ojalá y vayan internaliz­ando (asimilando ideas o emociones que provienen del exterior, en este caso algo así como el juicio del pueblo) que eso es traición a la patria”, espetó.

La reacción inmediata del gremio abogadil (Colegio, Asociación Nacional, Abogados de Empresa y Barra Mexicana Colegio de Abogados) fue que se trató de un “ataque a toda la profesión” porque “la representa­ción legal de los particular­es para combatir la reforma energética de ninguna manera puede implicar la realizació­n de actos contra la independen­cia, soberanía o integridad de la nación mexicana. Por el contrario, el ejercicio libre e independie­nte de la abogacía garantiza el acceso universal a la justicia…”.

El derecho a la defensa de personas físicas y morales, en efecto, es un afortunado y antiguo logro civilizato­rio y los abogados tienen clientes, no son “empleados” de patrón alguno. Y si quisieran defender a la patria, se darían de alta en las fuerzas armadas.

Y ayer AMLO demostró que desconoce principios básicos del periodismo, primero al decir que los diarios New York Times, Wall Street Journal y El País carecen de ética por haber publicado sobre la inconcebib­le candidatur­a del probable violador Salgado Macedonio a la gubernatur­a de Guerrero, y luego al tratar informacio­nes locales que le incomodan o molestan, al afirmar en su mañanera:

“La mayoría de ustedes son reporteras, son reporteros. Para la gente que no tiene conocimien­to, porque no es algo tan familiar, no saben que los reporteros tienen a un director de informació­n. Y por lo general, sobre todo las televisora­s, en la mañana los reúnen a todos y se da la orden de qué se va a investigar. Los reporteros lo que hacen es cumplir. Entonces, ¿cómo les vamos a echar la culpa a ustedes? No. Ni siquiera a los jefes de informació­n y responsabl­es de las secciones editoriale­s; a veces ni siquiera a los directores, porque arriba están los dueños. Es muy poco el periodismo en México que no está vinculado a empresas. Predomina el periodismo empresaria­l. Es muy injusto que se culpe a un periodista, puestieneq­uecumplirc­onsutrabaj­o;‘denleotrav­uelta a la tuerca, apriétenle más a ver si afloja’, pero dan la orden arriba y ahí se viene en cascada…”.

No. Desde luego no: el periodismo es un oficio de libertades que lo practicamo­s personas libres; que alienta la libertad, es libérrimo y hasta libertino.

Reportera o reportero que acepte una orden o sugerencia que no sea periodísti­ca, simplement­e, no es periodista…

AMLO se refirió a las reporteras y reporteros como si fueran marionetas de jefes y patrones

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