Milenio Hidalgo

Los dolores salpicaban su cuerpo, mordían su cabeza y se sentía cansada

Centenares de historias han surgido a raíz de esta pandemia y ayer hubo oportunida­d de conocer algunas durante la larga espera en el inicio del proceso de vacunación a los adultos mayores de Pachuca.

- ALEJANDRO REYES

AMartha, de 90 años, se le quiebra la voz cuando dice que uno de sus hijos murió de covid-19. Comienza a llorar luego de decir que su nombre era Miguel. Las lágrimas le escurren por un costado de sus lentes de pasta negra y se abraza al silencio.

Antes de que Martha Atienza cuente la muerte de su hijo, esa que le sigue doliendo porque apenas sucedió a finales de enero, dice que ella se vacunó contra el coronaviru­s para que no le dé la enfermedad.

Acudió con su hija Edith a las instalacio­nes de la Feria de Pachuca a vacunarse, lo mismo que cientos de adultos mayores de la capital del estado. Ambas viven en Parque de Poblamient­o. A las 9:16 de la mañana la enfermera de suéter verde, cubrebocas y careta vacunó a Martha en el brazo izquierdo.

- Ahora que ya la vacunaron ¿cómo se siente?

- Bien, no me duele nada. - ¿Cómo se enteró de la vacuna? - Por la televisión, estaba diciendo que iban a vacunar.

- ¿Qué opina de la pandemia? - Está muy fuerte todavía, ni cómo zafarse de esto, a ver qué Dios dice más adelante.

- ¿Usted se ha cuidado todo este tiempo?

- Sí, no salgo de casa, solamente que tenga necesidad de salir pero no salgo.

- ¿Y a qué se dedica?

- En la casa, no trabajo, mi hija es la que trabaja, tengo la pensión de mi marido ya nada más.

Sentada en una silla de ruedas Martha dice que durante la pandemia ha estado tranquila pero que de repente se pone nerviosa. Entonces se le quiebra la voz al contar que uno de sus hijos murió de covid-19. Llora al recordar.

Miguel Lugo era jefe de grupo de la Policía Investigad­ora en la Procuradur­ía, tenía 59 años cuando el covid le arrancó la vida luego de estar hospitaliz­ado por tres días. El virus le provocó un ataque cardiaco. Miguel era uno de los siete hijos de Martha. Ahora solo le quedan cinco.

Cientos de personas mayores de edad acudieron a las instalacio­nes de la feria a que les vacunaran contra la enfermedad.

Ana María Alba, de cabello blanco, bajita y de ojos pequeños, dice que ella se vacunó contra el covid-19 para protegerse los años que le quedan. Tiene 84.

Cuenta que se enteró de la vacuna la semana pasada por televisión cuando el secretario de Salud estatal, Alejandro Benítez, informó que tocaba vacunar a los adultos mayores de Pachuca. Entonces sus hijas, Ana y Juana Guerrero, la acompañaro­n a vacunarse. Se trasladaro­n de la colonia Periodista­s a las instalacio­nes de la Feria.

Dice que algunos de sus vecinos, allá cerca del sindicato de trabajador­es del gobierno por donde vive, han muerto por covid-19 y que eso le causa mucha tristeza.

Ana María le da gracias a Dios y a la virgen santísima que ninguno de sus ocho hijos ni nadie en su familia se ha enfermado de coronaviru­s durante la contingenc­ia sanitaria.

- Además de sus vecinos ¿ha conocido otros casos de covid?

- Nada más he oído que se mueren y eso y pues sí se siente feo.

- Y ahorita que ya está vacunada ¿cómo se siente?

- Bien, bendito sea Dios. - ¿Cómo la ha pasado en la pandemia?

- No salgo de casa.

- ¿Tiene alguna enfermedad? - De mi presión y prediabéti­ca y mi corazón de ahora que se murieron mis seres queridos, mi hijo, mi esposo y mi nieto.

- Después de la vacuna, llegando a casa ¿qué va a hacer?

- No pues yo desde que murieron mis seres queridos como que no tengo muchas ganas ya así de hacer cosas pero hago la comida, lavo trastes, es lo único que yo hago, lavar mi ropita y eso.

- ¿Y qué piensa de todo lo que está pasando con el coronaviru­s?

- Pues que es muy triste, es muy triste saber que mueren tantos.

III.

Hace dos meses María Luisa se contagió de covid-19. Los dolores salpicaban su cuerpo, mordían su cabeza y se sentía cansada. Por eso María Luisa Ángeles, de 74 años, se vacunó contra el coronaviru­s.

En su familia, además de ella, se contagiaro­n de covid cinco personas: su esposo, su hija, dos de sus hijos y su nieta. Todos se recuperaro­n después de que el virus invadiera su cuerpo.

Por eso su hijo Miguel Ángel la acompañó a vacunarse, para prevenirse y que no se vuelva a enfermar porque le han dicho que si no se cuida puede contagiars­e de nuevo.

- ¿Cómo cree que se contagió? - Porque uno de mis hijos se enfermó y de ahí lo estuvieron cuidado en el Seguro Social, mi otro hijo se contagió y una hija que tengo doctora también, mi nieta y mi esposo y yo.

- ¿Qué siente que ya la vacunaron?

- Me siento muy bien. María Luisa, de lentes, pelo

corto y unas cuantas canas, vive en Santa Julia. Ella y su hijo llegaron al recinto ferial de la ciudad a las 7:30 horas. Minutos después de las nueve de la mañana, mientras esperaba en su silla de ruedas, dos enfermeras se acercaron a María Luisa y una de ellas la vacunó en el brazo izquierdo.

Su hijo Miguel Ángel la registró en la plataforma digital del gobierno federal para recibir la vacuna pero no estuvo presente cuando su madre la recibió. María Luisa esperó por 30 minutos a que no tuviera reacción.

- ¿Cómo la ha pasado durante la contingenc­ia?

- Pues bien porque gracias a Dios tengo quién me cuide.

- ¿No sale de casa?

- Para nada, estoy encerrada, hasta hoy que me sacaron pero no salgo para nada.

- ¿Y qué piensa de la pandemia?

- Que es muy peligrosa porque -Ah,claroquesí,esnecesari­o._ hay muchas personas que ya han muerto.

- ¿Le diría a los adultos mayores que aún no se han vacunado que lo hagan?

Su hijo la registró en la plataforma digital para recibir la vacuna, pero no estuvo presente...

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J. SÁNCHEZ II

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