Milenio Hidalgo

Impopular, pero necesario

- JUAN S. MUSI AMIONE juansmusi@gmail.com @juansmusi

Hay muchas prioridade­s en la agenda de Joe Biden. Muchas tienen que ver con cosas que destruyó o des hizo su antecesor. No todo lo que hizo fue malo, pero sí hizo mucho daño y en muchos aspectos rezagó a su país. China y Rusia lograron aprovechar o capitaliza­r esto. Cuesta mucho tiempo recuperar el rezago y muchas veces el costo político para que esto ocurra en el menor tiempo posible es también muy alto.

Biden hará modificaci­ones importante­s en la estructura fiscal. Una de las medidas populistas que implementó Trump fue una disminució­n a la tasa corporativ­a; la bajó de 30 a 21%, y también en los diferentes niveles de ingreso promovió bajas generaliza­das a las personas físicas. Estados Unidos tiene un enorme déficit y aunque el mundo hoy no lo observe con preocupaci­ón y lo siga financiand­o a pesar de su altísimo apalancami­ento, es algo que puede cambiar.

Biden está preocupado y consciente, por eso promoverá un alza de impuestos. Su reforma fiscal tiene cuatro ejes. 1. Subir impuestos federales, que no han cambiado desde 1993. El objetivo será pagar un plan económico de largo plazo. 2. Aumentar el impuesto corporativ­o de nuevo a 28%. Un alza de 7 puntos porcentual­es que puede traer un impacto positivo en la recaudació­n y negativo en el mercado accionario. Un gran impulso en su momento a las bolsas fue justo la reducción de este impuesto. 3. Subir la tasa impositiva a los que tienen grandes ingresos. Sin poder precisar a partir de cuanto, pero es probable que quienes tengan percepcion­es por arriba de 400 mil dólares pagarán más. En este punto tiene que hacer algo con las deducibili­dades y consolidac­ión de resultados en grupos o corporativ­os. Son muchos los que se aprovechan de estas estrategia­s para tener cuantiosos ingresos y pagar poco o cero impuestos. Como ejemplo Trump o Warren Buffet, quien admite que lo que paga de impuestos es irrisorio frente a lo que gana. 4. Subir la tasa de las ganancias de capital. Existe un tabulador que dependiend­o la ganancia va de 0 a 15% o 20%. La tasa se calcula en función del ingreso que se obtiene entre la diferencia del precio al que se compra un activo y venderlo a un precio mayor. Es un impuesto que se genera hasta realizarlo y no mientras se tiene el activo, aunque suba de precio. Esta es una de las razones por las que Wall Street es más republican­o que demócrata.

Habrá que ver cómo quedan estos puntos. Mientras, en México la estructura fiscal sigue siendo muy mala. Pocos pagan mucho y muchos no pagan; la economía informal es mayor a la formal. Lo que ya nos advirtiero­n es que después de las elecciones del 6 de junio vienen cambios fiscales, una “miscelánea fiscal”. Será tras las elecciones porque serán impopulare­s y no pueden arriesgar nada del capital político. Lo lamentable es que vienen cambios para cobrar más a la base cautiva y nada nuevo para tener más contribuye­ntes, que es lo que se necesita. El gasolinazo podrá no gustarnos, pero ayuda a captar impuestos de informales; sería mejor gravar el consumo, pero en este gobierno no va a ocurrir.

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