Corruptos perdonados
El Presidente ataca jueces, se enfurece con ex magistrados, los infama. Mientras tanto, Liópez Obrador defiende a Félix Salgado Macedonio, presunto abusador y violador. Sí, lo repite Gil, porque le parece un escándalo ético, un desastre moral
Gil quemaba nuevos aromas, como diría el clásico, cuando se enteró. La noticia parecía una bomba nuclear y resultó un cohete de la Merced. Resulta que el Presidente no sabía que el ex líder sindical petrolero, Carlos Romero Deschamps, seguía trabajando en la empresa en la cual ha vivido como un vividor, un abusador, un truhan.
Un poco raro, pues todo México sabía que el señor Deschamps era un rufián que hacía y deshacía en el sindicato petrolero. Aviones, propiedades, viajes, joyas, ropa, dinero a manos llenas, corrupción, un enorme cauce donde flotaba el dinero del sindicato. No menos cierto es el hecho de que desde el gobierno de Carlos Salinas, después del Quinazo, a la fecha, todos los gobiernos le permitieron la impunidad a Romero Deschamps. Incluso el gobierno del presidente Liópez Obrador.
Resulta entonces que el Presidente no sabía que Romero Deschamps estaba de año sabático, o como se diga, y que pretendía seguir así hasta el 2024, porque acumuló sus vacaciones desde que era niño chiquito. A partir de hoy renunció Romero por voluntad propia y por un exhorto del gobierno. Eso sí. sin presiones, dijo Liópez Obrador. Qué raro soluciona este gobierno sus litigios, qué extraña forma de acabar con la corrupción: no le abrieron al presunto delincuente una carpeta de investigación, no le mostraron pruebas, ni lo presentaron ante el ministerio público, si fuera el caso. No: adiós, usted está jubilado en el acto, saludos a la familia. Nosotros no somos iguales, efectivamente, nosotros amenazamos en corto, les mostramos documentos de sus trapacerías y luego les pedimos con amabilidad democrática que se jubilen. ¿Y todo cuanto se robaron, todo el despojo a la empresa? Ya quedamos: nosotros no somos iguales. O sea y como bien puso MILENIO en su primera plana: “Con cuentas pendientes por saldar ante la FGR y la UIF, jubilan a Romero Deschamps”. Muy bonito.
Contra los jueces
El Presidente no quita el dedo del pleito contra el Poder Judicial: “Antes, el Poder Judicial era como el castillo de la pureza, nunca se castigaba a un juez, a un magistrado”. Gil meditó: aquí hay un malentendido. En El castillo de la pureza, la película de Ripstein con guion de José Emilio Pacheco, el castigo es la moneda corriente, el encierro, el odio y la oscuridad definen el filme (ay, sí, el filme). O sea que, si los jueces vivieran en el Castillo de la Pureza, todos estarían encerrados y castigados. Nunca está de más poner las cosas en su lugar. Decimos cosas por decir, sin saber lo que decimos. Así las casas (muletilla patrocinada por Bartlett Chu-chu-chu) el Presidente dice lo contrario de lo que quiso decir. En fon.
Y regresando a Salgado
Aristegui Noticias lo ha puesto así: “Xavier Olea, ex fiscal de Guerrero, dijo que la carpeta de investigación contra Félix Salgado Macedonio por violación contenía señalamientos de la víctima, peritajes, y otros elementos que eran suficientes para obtener la orden de aprehensión y solicitar la prisión preventiva, pero en ese momento el gobernador le impidió seguir con el caso por razones políticas”.
Así las casas (muletilla patrocinada por Bartlett Chu-chu-chu), el Presidente ataca jueces, se enfurece con ex magistrados, los infama. Mientras tanto, Liópez Obrador defiende a Félix Salgado Macedonio, presunto abusador y violador. Sí, lo repite Gil, porque le parece un escándalo ético, un desastre moral.
Ya por favor, no manchen su alma y vacunen a Gilga. Que no, que vamos por tamaños
Vacunas
Vayamos a lo importante. ¿A nadie le sobra una vacuna? Gil no se pone sus moños si le ponen la china o la rusa, la Pfizer o la Sinovac, la Topo Chico o la Peñafiel de Limón, le vale gorro. Pero ya por favor, no manchen su alma y vacunen a Gilga. Que no, que vamos por tamaños. ¿No será que les faltan vacunas? Ay, mis hijos, sin vacuna ni nada.
Todo es muy raro, caracho, como diría André Maurois: “La confidencia descubre quién era o no digno de ella”.
Gil s’en va