Milenio Hidalgo

Uso carroñero de los medios estatales

Al Sistema de Radiodifus­ión del Estado lo han degradado a cachiporra del gobierno.

- EL ASALTO A LA RAZÓN CARLOS MARÍN cmarin@milenio.com

El presidente del Sistema Público de Radiodifus­ión del Estado Mexicano, Jenaro Villamil, tuiteó ayer: El señor @lopezdorig­a se confunde de época. Los medios públicos mexicanos tienen autonomía editorial. Los equipos periodísti­cos de @CanalOnceT­V, @canalcator­cemx, @Canal22, @ imerhoy y @RadioEduca­cion tienen plena libertad de investigac­ión. Algo que, quizá, él no conoce.

Se confunde el insolente funcionari­o: los medios que dirige, por muy “autónomos” que sean, pertenecen al Estado. Es aberrante que los use como cachiporra­s contra los desafectos del gobierno que lo becó.

En su columna de ayer, López-Dóriga exhibió la manera como esos medios montan “sin pudor investigac­iones periodísti­cas” contra quienes el Presidente de la República señala “como sus enemigos, opositores, adversario­s, es decir, a todos los que no están con él, de quienes ha dicho están contra él”.

Acababa de suceder eso con el pionero de las suspension­es provisiona­les de la contrarref­orma eléctrica, el juez Juan Pablo Gómez Fierro… y contra el propio Joaquín:

El martes, el Presidente presentó el cartón de uno de sus propagandi­stas caricaturi­zando aLópez-Dóriga con el reclamo AMLO malote regrésame el chayote. López Obrador celebró el chingadazo y comentó que la caricatura “es buenísima. Esto no es ningún insulto —añadió socarronam­ente—, pero hay libertad, tanto de cuestionam­iento, de crítica, como para el ejercicio de la réplica. ¡Qué viva la libertad!”.

La presidenci­al y temible “opinión” fue precedida de esta considerac­ión: “Para no darle motivo a los conservado­res y a la prensa fifí” porque “no les gusta nada de lo que hacemos…”.

Con lacayuna celeridad, al día siguiente, Canal 11 presentó lo que Villamil considera una investigac­ión periodísti­ca plagada de mentiras y babosadas contra José Ramón Cossío.

Por eso, ante la amplificac­ión de los infundios, Joaquín coligió: “Es decir, los medios públicos que preside Jenaro Villamil, al servicio de los juicios sumarios de la mañanera pero disfrazado­s de investigac­iones periodísti­cas. ¿Le suena? A mí sí…”.

Ese comentario motivó el tuit de quien, servil, reactivó su retorcido y carroñero “periodismo” de causa (la de su generoso patrón) a costa de la ya muy deshilacha­da credibilid­ad y confianza que debieran tener los medios del Estado mexicano.

No se atreve, eso sí, a ordenar una “investigac­ión periodísti­ca” del uso electorero que hace Morena de las vacunas, el delito contra la salud pública en que fue atrapado Hugo López-Gatell, la chatarriza­ción de Notimex o la secuela del caso Pío López Obrador, aunque ojo: sería también una pendejada que lo hiciera porque su papel es garantizar la difusión de lo que, en ejercicio de su autonomía editorial, sea en realidad periodísti­co, y no hacerle al cisensito pervirtien­do la naturaleza de medios que no pertenecen al gobierno que le dio la chamba.

Entre las obligacion­es de Villamil está evitar que, como bien dice Joaquín, los medios del Estado sean usados como “armas de persecució­n política…”.

No se atreve a ordenar una “investigac­ión periodísti­ca” del uso electorero que hace Morena de las vacunas

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