Las lecciones chilenas sobre la vacunación
Chile es el tercer país del mundo que más dosis de vacunas contra covid-19 ha aplicado por cada 100 mil habitantes. Arriba solo está Israel y las Seychelles, e inmediatamente abajo está Gran Bretaña. La previsión del gobierno es que para el primer semestre de este año habrá vacunado a 80 por ciento de su población y, con ello, logrado la inmunidad de rebaño.
Los gobiernos del mundo, pero principalmente de América Latina, deberán estudiar —ahora mismo y en el futuro cercano— qué ha hecho bien Chile para poder lograr lo que ni siquiera las grandes potencias están haciendo en el tema de vacunación.
Chile es uno de los países con economías más sólidasdelaregión,peroestálejosdeserunpaísdeprimer mundo. Aunque fue el segundo país de la región que menos resintió la crisis económica en 2020, con una baja de 6 por ciento en su PIB (México cayó 8.5 por ciento), viene de un par de años llenos de movilizaciones sociales. La capital se ha paralizado por semanas anteestasprotestascausadasporladesigualdadsocial.
En el manejo de la crisis por covid-19, tras un inicio considerado un éxito, la situación se agravó y hoy cuentan 22 mil muertos. Es decir, no es un país muy distinto a los de la región. ¿Qué ha hecho diferente? Lo que explican sus funcionarios es sencillo (dentro de lo complejo que es crear un plan de adquisición y aplicación de vacunas) y no se entiende por qué otros países como México no lo previeron o replicaron.
En un contexto de acaparamiento de las vacunas por parte de las potencias globales, y de un mercado salvaje en donde literalmente los países se juegan la vida de sus ciudadanos, Chile logró asegurar millones de dosis a tiempo. En una entrevista para BBC Mundo, su subsecretario de Comercio Exterior, Rodrigo Yáñez, señaló que las claves fueron no solo negociar temprano y ampliar la cartera de farmacéuticas para no depender de una sola vacuna, sino lograr acuerdos para que se realizaran estudios fase 3 en su país. Destinaron también 200 millones de dólares (mdd) en el presupuesto de este año para la compra, que crecerá a los 300 mdd.
Especialistas señalaron a The Washington Post que el país también se benefició “de su extenso sistema de salud pública, con clínicas incluso en algunas de las áreas más remotas”. También de que ya tenía “un programa nacional de inmunización que distribuye vacunas contra la influenza y vacunas infantiles todos los años”. Si lo comparamos con el caso mexicano, por ejemplo, no hay mucha diferencia. El gobierno también negoció a tiempo, amplió la cartera de farmacéuticas a las cuales comprarle y aprobó la realización de estudios de fase 3. México incluso estuvo dentro de los países “acaparadores” de vacunas respecto a los pedidos de compra a finales del año pasado. En diciembre la Secretaría de Hacienda dio a conocer que ya se habían pagado más de 310 mdd en vacunas.