Lourdes Pérez Gay, homenaje
En el Teatro El Milagro tendrá lugar un homenaje a la titiritera Lourdes Pérez Gay el próximo 28 de marzo a las 20 horas, suceso que me concita todas las simpatías, respeto y cariño profundo. La admiración a esta luchadora del teatro, que ha peleado mil batallas y aún sostiene su espada para las que vengan, viene de todos sus aportes con una trayectoria de cinco décadas por la construcción del mejor teatro posible y deseable para niños y jóvenes. Desde sus inicios en el teatro se integró al mítico grupo Mascarones con una línea revolucionaria y de teatro popular y político. Después de un tiempo en la Ciudad de México, se trasladaron a Cuernavaca y crearon una comuna que fue la respuesta de supervivencia a la represión brutal del gobierno mexicano en el 68 y años posteriores. Y lograron a partir de la estructura de la comuna generar una economía que les permitía hacer teatro en un contexto de nulos apoyos para el teatro independiente.
Entre la utopía y la revolución, Mascarones fue un motor del teatro popular, político y comunitario en Morelos. Mariano Leyva, cabeza de la agrupación y ya pareja de Lourdes, sigue siendo figura de referencia entre teatristas morelenses. La llegada de los hijos resquebrajó la relación y Mascarones también perdió. El grupo en su trayectoria había atraído la atención de creadores latinoamericanos de la talla de Augusto Boal y de Enrique Buenaventura. En ese flujo de artistas de países hermanos que se acercaban al fenómeno Mascarones estuvo Lucio Espíndola que se habría de convertir en el entrañable compañero de vida de Lourdes y en su cómplice en una nueva empresa: Marionetas de la Esquina.
Desde entonces las batallas los han llevado, con los hijos de Lourdes, José Mariano y Amaranta Leyva, no sólo a consolidar una compañía crucial para entender el teatro contemporáneo para jóvenes audiencias.
También han legado generosamente a la CdMx un teatro dedicado de manera exclusiva a estos públicos: La Titería. Lourdes, citando a Brecht, es de las imprescindibles.