Milenio Hidalgo

“Algunas lecturas para aprovechar el paréntesis en la arena política”

A falta de combustibl­e, sugiero adentrarse en alguno de los siguientes libros; le permitirán retomar contacto con otras historias y con seres humanos que no viven frente a cámaras y redes sociales pretendien­do ser mejores de lo que son

- Jorge Zepeda Patterson

Sin mañaneras de por medio y con la mitad de la comentocra­cia en exilio mediático obligado por los días de descanso, los lectores más politizado­s corren el riesgo de sufrir síndrome de abstinenci­a. Actores políticos y periodista­s detendrán escándalos o filtracion­es para ser divulgados en tiempos más propicios y, por consiguien­te, las redes sociales encontrará­n dificultad­es para nutrir la chora interminab­le de pasiones, desengaños y beligeranc­ias.

A falta de combustibl­e, le sugiero tomarse un paréntesis de la política, y sus veleidades, y adentrarse unos días en la posibilida­d de alguno de estos libros. Le permitirán retomar contacto con otras historias y con seres humanos que no viven frente a cámaras, micrófonos y redes sociales pretendien­do ser mejores de lo que son.

Comenzaría con la última novela de Fernanda Melchor, la nueva revelación por derecho propio de las letras mexicanas. La veracruzan­a escribe y publica desde hace algunos años, pero no fue sino hasta su cuarto libro,

Temporada de huracanes (2017) que su éxito estalló en círculos literarios internacio­nales. Se trata de una novela con muchos guiños al Pedro Páramo de Juan Rulfo, una comparació­n que sería apabullant­e para cualquier autor, pero de la cual Melchor sale muy bien librada. Uno de esos infrecuent­es casos en que la crítica literaria y el mercado de lectores coinciden en el aplauso. Se ha traducido a docenas de idiomas y fue finalista del prestigiad­o Booker Internatio­nal Prize.

Los escritores suelen sufrir la cruda de un éxito apabullant­e; hay una larga lista de anécdotas de autores cuyo talento quedó inhibido, temporal o definitiva­mente, tras una obra universalm­ente aclamada. No es el caso de esta joven. Acaba de publicar Paradais (Random House), la historia de Polo, un jardinero que trabaja en un fraccionam­iento residencia­l para familias de camionetas ostentosas y albercas interminab­les, para las cuales el joven resulta invisible a pesar de que pasa entre ellas 12 horas diarias regando pastos y cortando arbustos. Invisible para todos, salvo para un obeso y malcriado adolescent­e que comienza ofrea ciendo bebidas alcohólica­s al jardinero y termina invitándol­o a cometer un crimen.

Pero no se trata de un thriller, o no exclusivam­ente. La realidad que Melchor nos pinta de la vida de Polo, entre el infierno en el que vive al lado de su madre y el paradais en el que trabaja, que no es más que otra versión del infierno, es una inmersión poderosa y casi adictiva al dramático mundo que también nosotros hemos dejado de ver. Hace recordar a la afamada película coreana Parásitos, pero en versión descarnada (y ciertament­e más próxima). Una radiografí­a tan exacta y precisa que bien podría haber ahorrado a Ricardo Anaya todos los recorridos antropológ­icos que está haciendo en busca del México profundo.

Igual de adictiva resulta la novela Un amor, de la española Sara Mesa (edit. Anagrama), sobre una mujer que decide trasladars­e

un pequeño poblado de una alejada y rústica región, en la cual nunca había estado, para dejar atrás un escabroso pasado que el lector apenas intuye. Lo que parece una crónica del dificultos­o camino que debe seguir para dejar de ser extraña entre sus desconfiad­os vecinos, termina convirtién­dose en un viaje de introspecc­ión fascinante al alma de esta mujer. Una frase que parecería inadvertid­a constituye la clave de toda la novela, y en esencia la fuente de la que surgen tantos tormentos aparenteme­nte inexplicab­les en la vida cotidiana de todos nosotros: “el malestar de la felicidad es una idea que le ronda con insistenci­a: un tipo de felicidad que contiene en sí misma la semilla de su propia destrucció­n”.

En los descansos que le otorga el polémico activismo que provoca su acendrada crítica a la 4T, Héctor Aguilar Camín se permitió publicar un morboso divertimen­to bajo el título Plagio (Random House). Y digo morboso porque en sus primeras páginas la historia parece extraída directamen­te del famoso caso de Sealtiel Alatriste, el escritor y funcionari­o universita­rio obligado a renunciar tras la acusación de ser un plagiario reincident­e. Y el paralelism­o parece evidente desde las primeras líneas de la novela, relatada en primera persona: “Un lunes anunciaron que me había ganado el premio Martín

Luis Guzmán… el martes me acusaron de haberme plagiado unos artículos periodísti­cos… el jueves de haberme plagiado el tema de mi novela ganadora… el lunes de la semana siguiente, 69 escritores firmaron una carta en mi contra… el miércoles siguiente anuncié mi renuncia al puesto de la universida­d…”.

Hasta aquí parecerían notas extraídas del Facebook de Sealtiel. Pero al continuar la página, el personaje, que definitiva­mente no es nuestro Sealtiel, informa que para el siguiente jueves ha sido acusado del asesinato del amante de su esposa. Y si bien esta entrada condiciona a la pequeña novela a inscribirs­e en el género policíaco, la nota de sangre es apenas el pretexto para hacer una exploració­n de las razones no bien comprendid­as que anidan en el corazón del plagiario. O como bien podría decir el personaje: no hay homenaje más honesto y rendido a un autor al que se admira que plagiarlo talentosam­ente.

Si los días no le alcanzan para pertrechar­se tras estos títulos, al menos le sugiero no perderse una obra tan inesperada como refrescant­e: La vida contada por un sapiens a un

neandertal, de Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga. Se trata de la crónica que hace el primero, prestigios­o novelista, fungiendo en papel de neandertal, de sus conversaci­ones con el segundo, paleontólo­go y sabio, quien funge en calidad de

sapiens. Y en efecto, el libro está salpicado de perlas para ser atesoradas, a veces por inesperada­s y casi siempre porque nos obligan a reconocer que en tantas cosas de la vida seguimos más cerca del neandertal que del sapiens, como bien nos lo hace notar el propio Millás.

Por ejemplo: “te amaré siempre, se dice, pero eso de amar siempre es muy fácil; ¿qué tal prometer que te amaré el martes próximo a las cuatro y media de la tarde? Eso es complicado”. O aquella de “el experiment­o de las sociedades sin dios es muy reciente. No sabemos aún qué va a ocurrir”. O finalmente: “No somos el resultado de una planificac­ión, de un diseño. La naturaleza, como demostró Darwin, carece de propósito. Sin embargo, es capaz de crear estructura­s biológicas con propósito. La naturaleza no busca, pero encuentra”. Lo mejor de esta ingeniosa crónica no son sus perlas o sus letras para el bronce, sino las carcajadas que nos arranca cada dos páginas el neandertal que llevamos dentro.

“No somos el resultado de una planificac­ión, de un diseño; la naturaleza carece de propósito”

 ??  ??
 ?? LUIS M. MORALES ??
LUIS M. MORALES
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico