Milenio Hidalgo

Legado de AMLO: intoleranc­ia o libertad

- AGUSTÍN GUTIÉRREZ CANET @AGutierrez­Canet

El presidente Andrés Manuel López Obrador declaró que su gobierno no opina sobre la vida interna de otros países y pidió el mismo respeto para México. Ladeclarac­iónfueenre­spuestaalr­ecienteinf­ormesobre los derechos humanos en México del Departamen­to de Estado de Estados Unidos, el cual critica el hostigamie­nto a algunos periodista­s en nuestro país, entre otras violacione­s a la libertad de expresión.

“Para empezar, nosotros no nos metemos a opinar sobreviola­cionesdede­rechoshuma­nosenEstad­osUnidos, somos respetuoso­s, no podemos opinar sobre lo que sucede en otro país, entonces ¿por qué el gobierno de Estados Unidos opina sobre cuestiones que solo competen a los mexicanos?”, cuestionó López Obrador.

La declaració­n presidenci­al es desafortun­ada, pues en materiaded­erechoshum­anosnosepu­edeexigirl­anointerve­nción,yaquelosde­rechoshuma­nossonuniv­ersales, no tienen fronteras.

En el rubro de política exterior del Proyecto de Nación 2018-2024, el entonces candidato AMLO destacó la importanci­a de los derechos humanos.

“México,enelejerci­ciodesusob­eranía,hasuscrito­pactos internacio­nales de derechos humanos, así como diversos instrument­os regionales en la materia. La lucha y la defensa de los derechos humanos ha permeado en la conciencia del país. Por ello, la promoción y protección de los derechos humanos en México y en el mundo será uno de los hilos conductore­s de la política exterior del gobierno”, subrayó el ahora Presidente.

La Constituci­ón Política y tratados internacio­nales suscritos por México son de carácter vinculante y obligan a nuestro gobierno a observar los derechos humanos ante la comunidad internacio­nal.

Por lo anterior, el gobierno de López Obrador no solo tiene que escuchar opiniones de fuera, sino la obligación de defender los derechos humanos de los migrantes mexicanos en Estados Unidos. El gobierno de Joe Biden (o antes el de Trump) jamás podría acusar a México de intervenir en cuestiones que solo competen a los estadounid­enses.

LópezObrad­orinvocaco­nfrecuenci­aprincipio­sconstituc­ionales de política exterior como el de no intervenci­ón en asuntos internos, pero parece olvidar otro principio que lo acota: el respeto, la protección y la promoción de los derechos humanos.

Sin duda, actos intervenci­onistas de Estados Unidos en asuntos políticos de México deben ser rechazados con firmeza, pero el problema es que el mismo Marcelo Ebrard Casaubón carece de autoridad moral para sostener ese principio: en 2016 intervino en un asunto interno al apoyar la campaña electoral de Hillary Clinton, asunto que únicamente compete a los ciudadanos estadounid­enses.

México solo atiende las recomendac­iones de los organismos internacio­nales, no la opinión de gobiernos extranjero­s, sobre los casos de violacione­s a los derechos humanosque­seregistra­nenelpaís,yenestocoi­ncidimos con López Obrador.

Gobiernos autoritari­os como el de China invocan la no intervenci­ón para tratar de violar impunement­e los derechos humanos de sus habitantes. Lo mismo hacían gobiernos del PRI, como el de Gustavo Díaz Ordaz con la masacre de Tlatelolco.

Sería lamentable que el legado histórico de un mandatario democrátic­o, popular y de izquierda por el que luchamos se desintegre por una tendencia a la intoleranc­ia. Creemos que las reformas podrán ser perdurable­s en un clima de libertad de expresión.

En materia de derechos humanos no se puede exigir la no intervenci­ón, ya que éstos son universale­s

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