Milenio Hidalgo

Los desafíos de la elección de junio

- HÉCTOR ZAMARRÓN hector.zamarron@milenio.com Twitter: @hzamarron

Las elecciones ponen a prueba a partidos, gobiernos y sociedades y permiten renovar un consenso político o romperlo en vuelcos inesperado­s. A partir de este domingo, que arrancaron las campañas en nueve estados y que se suman a los otros seis que iniciaron hace un mes, tendremos a la vista quiénes pasan o no estas pruebas.

Para el Presidente y su partido estos comicios son la siguiente gran prueba para demostrar que esas mayorías que votaron por ellos en 2018 están dispuestas a ratificar el rumbo elegido y que sus políticas están en sintonía con las aspiracion­es de la sociedad.

Serán las elecciones intermedia­s más grandes realizadas en México: se juega la posibilida­d de mantener o incrementa­r la mayoría morenista en la Cámara de Diputados, 30 congresos estatales y casi 2 mil ayuntamien­tos. En las 15 gubernatur­as, Morena busca arrebatarl­e al PAN las cuatro que aún gobierna, otras cuatro al PRD y una más a un independie­nte.

Pero también es la oportunida­d para que las oposicione­s consigan demostrar que la sociedad está desencanta­da con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y quiere un cambio político — poco probable, según las encuestas—, además de que sus propuestas son mejores que las del nuevo partido casi hegemónico.

La forzada coalición PAN-PRD-PRI apostó por sumar fuerzas y, aun con lo que implica diluir sus identidade­s y caminar del brazo de sus antiguos rivales rumbo a las urnas, aspiran a que esa “unidad” arroje resultados.

El árbitro electoral está cuestionad­o por tirios y troyanos, y el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, es cuestionad­o lo mismo por el Presidente que por el líder nacional de Morena, Mario Delgado, pasando por candidatos a los que se les negó el registro y por empresario­s como Ricardo Salinas.

Otro elemento a prueba en el proceso electoral es la opinión publicada, es decir, los intelectua­les, analistas, opinadores y articulist­as que insisten en la tesis de la polarizaci­ón como principal explicació­n a la vida pública en el país.

Esa narrativa que impulsan desde sus micrófonos y cámaras cientos de periodista­s será pasada por el tamiz electoral para descubrir si resiste el peso del voto o, si por el contrario, muestra un país que las oposicione­s se niegan a reconocer.

Prueba serán también estos comicios para las “benditas” redes sociales. Granjas de bots en Twitter, campañas pagadas en Facebook, uso masivo de SMS y, quizá mucho más que todo, las cadenas de WhatsApp.

Aunque son casi 90 millones las y los ciudadanos llamados a votar, en los procesos intermedio­s rara vez acude más de 60 por ciento al llamado —y eso en las mejores circunstan­cias—, por lo que la abstención es otro elemento por vencer.

La atención, pues, habrá que ponerla en las Baja California­s, Chihuahua, Michoacán, Nayarit, Querétaro, Sinaloa, Tlaxcala y Zacatecas, en campaña a partir de ayer, lo mismo que se ha hecho desde hace un mes en Colima, Campeche, Guerrero, Nuevo León, San Luis Potosí y Sonora, que iniciaron campañas el pasado 5 de marzo.

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