Deporte: alegría para todos
Uno de los grandes misterios del deporte es encontrar el punto exacto en el que surgen las grandes figuras. Cómo, cuándo y dónde nace una estrella, es algo que nadie ha podido descifrar. No importa si se trata de una nación con carencias estructurales o una potencia que tiene todo para ofrecer, el deporte con su particular sabiduría, siempre se encarga de elegir al mejor.
Sin embargo, los noruegos parecen haber encontrado un método muy distinto al resto que en los últimos años, les está dando buenos resultados. Haaland, el atacante de moda, no es el único atleta que ha surgido de este modelo, ahí están Odegaard, otro extraordinario jugador, y Ada Hegerberg, una de las mejores jugadoras de futbol del mundo junto al ajedrecista Magnus Carlsen, el tenista Casper Ruud, el golfista Viktor Hovland y el fondista Jakob Ingebrigtsen; todos ellos deportistas consolidados o en camino de convertirse en los mejores del mundo en su especialidad. El crecimiento del deporte noruego no fue definido por el éxito, sino por la convivencia basada en un sistema que integra a los niños en actividades recreativas. Para ellos, no se trata de ganar, ni de competir, sino de compartir. Para que un niño se enamore del deporte, sin importar cuál sea, debe disfrutarlo y divertirse. Por ello, se establecen una serie de criterios que protegen a los niños de la presión, alejándolos de un entorno que podría interpretarse como tensión competitiva a una edad en la que tanto perder, como ganar, causa conflicto, y a la larga, produce rechazo y, por lo tanto, riesgo de abandonar la práctica. Aunque parezca contradictorio, la disciplina deportiva noruega no cree en el triunfo como objetivo, sino como una consecuencia lógica del amor por el deporte y el gusto de jugarlo. Ningún niño debe ganar o perder antes de madurar. Con esa libertad para jugar lo que sea y en donde sea, las organizaciones deportivas infantiles tienen el compromiso de promover la participación universal de una manera inclusiva, no selectiva, en la que no importan las condiciones y capacidades de sus niños, sino su bienestar físico y emocional.
La filosofía noruega se resume en una frase sencilla: el deporte debe ser alegría para todos.
De acuerdo con los noruegos, ningún niño debe ganar o perder antes de madurar