Milenio Hidalgo

Campañas irresponsa­bles

- ALFREDO ALCALÁ Twitter: @alfreduam

Comenzaron las campañas electorale­s y con ellas nada nuevo, por el contrario, parece que hubo una regresión al pasado, con eventos multitudin­arios, con grupos musicales, cuetes y sin medidas sanitarias (aunque como siempre, la clase política diga lo contario).

Sin duda, la peor pandemia para el sistema político, es la pandemia política, con una clase política poco sensible a la realidad, si bien ha comenzado el proceso de vacunación, aún, cientos de personas siguen afectadas por el covid-19, hay familias incompleta­s, seres queridos que ya están ausentes y pese a ello los partidos han organizado eventos rompiendo los protocolos establecid­os por las autoridade­s sanitarias y electorale­s.

Mientras las sesiones de los organismos electorale­s son virtuales, los partidos y coalicione­s convocan a cientos de personas para hacernos creer que todo esta bien que hay unidad, aunque no haya empatía.

A prácticame­nte una semana de iniciadas las campañas es importante recordarle­s a quienes aspiran a un cargo público que sigan las recomendac­iones sanitarias.

Es importante seguir las recomendac­iones emitidas por el INE, OMS y las autoridade­s nacionales de Salud.

Y para quienes participan u organizan actos de campaña política, recuerden que se consideran actos de riesgo aquellas acciones que pongan en peligro la salud de las personas asistentes al omitir o evadir las medidas como son:

La falta de vigilancia para verificar el correcto uso del cubrebocas (nariz y boca); descuido en la ventilació­n del lugar; descuido en el nivel de interacció­n: la exposición al contagio por interacció­n entre las personas asistentes, definido por la cantidad de personas con las que se interactúa, el tipo de interacció­n entre las personas (contacto físico, volumen de la voz, entre otros); imposibili­dad de controlar la sana distancia entre las personas asistentes; acceso o participac­ión de personas que presentan algún síntoma; también la higiene o sanitizaci­ón inadecuada; así como el exceso de los materiales propagandí­sticos que generen intercambi­o entre las personas.

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