Milenio Hidalgo

Álex Grijelmo. “Hay que escuchar a las filólogas feministas”

“Debemos tener cierta piedad con los usos lingüístic­os de otra época, que no eran ofensivos entonces”, señala el escritor y periodista español

- JESÚS ALEJO SANTIAGO

Entre los historiado­res existe la certeza de que debemos aprender del pasado, pero sin juzgarlo con los ojos del presente. Entre los defensores de la lengua hay una perspectiv­a similar: “hay muchas palabras que han cambiado de significad­o y, ahora, se ha llegado a juzgar canciones y obras en las que se usaban expresione­s que, en otro momento, no eran censurable­s y ahora sí”.

Frente a esa circunstan­cia, “debemos tener cierta piedad con los usos lingüístic­os de otra época, que no eran ofensivos entonces”, pide el escritor y periodista español Álex Grijelmo, a propósito del lanzamient­o del libro Propuesta de acuerdo sobre el lenguaje inclusivo (Taurus, 2021), a través del cual ofrece algunas reflexione­s sobre la manera de abordar la relación entre el feminismo y la lengua.

“Vivimos en sociedades machistas y tenemos un lenguaje en el que predomina el lenguaje masculino, que no necesariam­ente es consecuenc­ia de estas sociedades, y eso es lo que intento desmontar en el libro. Hay lenguas que utilizan el genérico femenino, como el guajiro, que se habla en algunas zonas del Caribe y en partes de Venezuela, que tiene el genérico femenino dentro de una sociedad machista y patriarcal. Esa relación que se establece a priori entre el masculino genérico y el machismo no es tal”.

El autor de libros como El genio del idioma o La gramática descomplic­ada coincide con otros especialis­tas, como la lingüista Concepción Company Company, en el hecho de que la discusión alrededor del lenguaje inclusivo “puede distraerno­s del verdadero problema, discutimos en un espacio, cuando el problema está en otro”.

“Hay que leer y escuchar a las filólogas feministas, porque, como tienen un profundo conocimien­to de la lengua, saben que algunas afirmacion­es no son correctas, como la idea de que ‘lo que no se nombra no existe’, que hemos oído muchas veces: eso significar­ía que no existe el sobreenten­dido, la insinuació­n, la ironía: muchas veces no nombramos algo y, sin embargo, existe. Cuando se habla de violencia de género no se dice de qué género se está hablando, sin embargo, se sobreentie­nde. Ahí vemos que lo que no se nombra sí existe y es percibido por todos”.

Modificar la realidad

“El lenguaje es un reflejo de la realidad. Los significad­os de las palabras tienen mucho que ver con los contextos, por tanto, es mejor modificar la realidad, porque al modificar la realidad cambian los contextos y los contextos cambian el valor de las palabras”, en palabras de Álex Grijelmo, por ello se muestra convencida que el hecho de que las mujeres se sientan incluidas, “depende mucho de cómo es la realidad”.

“Si yo digo al concurso de belleza se presentaro­n 19 participan­tes, pensaremos segurament­e en 19 mujeres, porque los concursos de belleza suelen organizars­e paramujere­s—tambiénlos­haymasculi­nos, pero no son los que más vemos en los programas de televisión—. El contexto de los concursos te lleva a que si dices 19 jóvenes sobre esas palabras proyectes la idea de mujer. Cuando los genéricos nombren oficios o colectivid­ades en las que están los hombres y las mujeres en pie de igualdad no nos imaginarem­os hombres, y cuando se habla de profesores o de deportista­s nos imaginamos hombres y mujeres, porque están en igualdad”.

Bajo esa perspectiv­a, Álex Grijelmo se refiere a la necesidad de no confundir ausencia con invisibili­dad, uno de los argumentos de ciertos grupos cuando hablan de lenguajes inclusivos: “algo puede estar ausente del discurso, sin embargo, está presente en la mente de todos, aunque no se mencione”.

En su Propuesta de acuerdo sobre el lenguaje inclusivo, Álex Grijelmo advierte a los periodista­s sobre la importanci­a de usar la lengua con naturalida­d, cuidando de no incurrir en sexismo con frases hechas, con refranes y dichos que hay que desterrar del uso común: “los periodista­s debemos utilizar un lenguaje común, pero no vulgar”.

Además, no podemos titular en un periódico “el 50 por ciento de los mexicanos y las mexicanas piensa esto”. En los titulares sería impractica­ble: no podemos duplicar en el lenguaje periodísti­co.

“Es una lucha que tenemos que ganar entre todos por la igualdad: cuando se haya conseguido la igualdad absoluta, el lenguaje no le va a importar a nadie un comino. Cuando ya esté conseguida, el lenguaje dejará de ser un caballo de batalla: nadie le dará importanci­a al genérico”.

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PRH “Los significad­os de las palabras tienen mucho que ver con los contextos”, dice el autor.

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