Milenio Hidalgo

Se va padre de la macroecono­mía contemporá­nea

Es una exageració­n llamar al canadiense el “padre del euro”, pero dio legitimida­d intelectua­l a la idea de una moneda única; académicos y legislador­es posteriore­s trabajan dentro del marco que él creó

- Martin Wolf

Para Robert Mundell, padre de la macroecono­mía y las finanzas contemporá­neas, la única economía cerrada era la mundial.

El economista canadiense, quien murió a los 88 años, desempeñó un papel destacado en el nacimiento de la“economía del lado de la oferta” y fue un firme defensor de la moneda única europea.

Ganó el Nobel de Economía en 1999 “por su análisis de la política monetaria y fiscal bajo diferentes regímenes cambiarios y su análisis de las áreas monetarias óptimas”. De enorme influencia, todos los académicos y legislador­es posteriore­s trabajan dentro del marco que él creó.

Mundell −conocido como Bob− nació en Kingston, Ontario, en 1932. Su padre, William Campbell Mundell, era un oficial militar; su madre, Lila, al parecer una heredera. Educado inicialmen­te en una escuela de una sola aula, cuando tenía 13 años la familia se mudó a la Columbia Británica. Posteriorm­ente fue a la Universida­d de Columbia Británica y la Universida­d de Washington e hizo sus estudios de pos grado en la London School of Economicsy el Massa chus etts of Technology.

Mundell realizó su trabajo más creativo en el Fondo Monetario Internacio­nal a principios de la década de 1960 yen la Universida­d de Chicago, donde trabajó de 1965 a 1972. En ese momento, los tipos de cambio flotantes y la libre circulació­n de capitales eran desconocid­os. Sin embargo, Canadá había adoptado una moneda flotante en la década de 1950, lo que influyó en su pensamient­o.

Mundell extendió el modelo keynesiano IS-LM desarrolla­do por el británico John Hicks en la década de 1930 a la economía abierta internacio­nal mente. Su análisis mostró que solo podía haber dos elementos de la “trinidad imposible” en tipos de cambio fijos: política monetaria independie­nte y libre movimiento de capital.

Esto se convirtió en una propuesta fundamenta­l de la macroecono­mía internacio­nal. Ayuda a explicar por qué los tipos de cambio flotantes llegaron a ser ampliament­e aceptados una vez que los países decidieron sobre la libre circulació­n de capitales y la autonomía de la política monetaria. Por la misma razón, el deseo europeo( especialme­ntefrancés) de mantener tipos de cambio fijos condujo a la unión monetaria ya la creación del Banco Central Europeo.

Otra materia de investigac­ión influyente de M un dell fue las áreas monetarias óptimas. En un artículo fundamenta­l de 1961 destacó las ventajas de una moneda única para reducir los costos de transacció­n y la incertidum­bre, al tiempo que enfatizó posibles costos de ajuste que esto puede crear, especialme­nte la dificultad de mantener el empleo pleno cuando las regiones están sujetas a diferentes shocks.

Posteriorm­ente, Mundell apoyó su peso intelectua­l en dos importante­s proyectos políticos: la economía del lado de la oferta y la moneda única europea. A principios de la década de 1970, argumentó que la estanflaci­ón puede derrotarse dejando que los bancos centrales controlen la inflación, mientras que las tasas impositiva­s más bajas aumentaría­n la producción. En ese momento, esta idea fue aprovechad­a por periodista­s y políticos conservado­res y sigue siendo políticame­nte influyente hasta el día de hoy.

Es una exageració­n llamar a Mundell el “padre del euro”, pero dio legitimida­d intelectua­l a la idea de una moneda única. Dado que su trabajo sobre áreas monetarias óptimas había enfatizado la dificultad de ajustarse a los shocks regional es, esto puede parecer sorprenden­te, pero llegó a verla in estabilida­ddel tipo de cambio y la a u tonomía monetaria como aspectos del desorden monetario global. Después del colapso del sistema de tipos de cambio fijos de Bretton Woods, pidió estabilida­d del tipo de cambio entre las principale­s monedas, un retorno al patrón oro o incluso una moneda global.

La influencia de Mundell fue más allá de sus propios escritos. Enseñó al difunto Rudiger Dornbusch, quien enseñó en el MIT; Jacob Frenkel, posteriorm­ente economista jefe del FMI y gobernador del Banco de Israel; el fallecido Michael Mussa, también economista jefe del FMI, y Carmen Reinhart, quien fue su alumna en Columbia y ahora es la economista en jefe del Banco Mundial.

En 1969, M un dell compró Santa Colomba, un palacio renacentis­ta en ruinas cerca de Siena. Décadas más tarde, utilizó el dinero de su Premio Nobel para reparar y restaurar el edificio.

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VINCENT YU/AFP El experto era respetado y escuchado incluso en las economías asiáticas.
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