Milenio Hidalgo

“Vamos armados a Ciudad de México… pero de valor”

- JOSÉ ANTONIO BELMONT

Para tomar camino a Ciudad de México, Félix Salgado Macedonio pone una canción de Los Karkiks, un grupo de cumbia originario de la Costa de Guerrero que se ha hecho famoso en Acapulco, donde fue alcalde.

Son las 9 de la mañana del domingo y el senador con licencia que busca recuperar la candidatur­a de Morena al gobierno de Guerrero reanuda desde Iguala la caravana “por la democracia” que tiene como destino la sede del INE.

La noche del sábado la pasó en el zócalo de Iguala. Junto con decenas de simpatizan­tes, puso su “recámara” —como en tono de broma llama a la casa de campaña— en esa plaza pública, aunque la suya fue la única en la parte alta del kiosco.

Antes de dormir hubo un mensaje a sus huestes, aunque más que pronunciam­iento se trató de una lección de historia de lo que significab­a Iguala para el país.

Para cerrar el primer día de caravana hubo un espectácul­o musical de una artista local, mientras algunos simpatizan­tes portaban antorchas hechas con palos, alambres y estopas que durante el día dieron pie a versiones de que serían utilizadas, junto con bidones de diésel, para actos de violencia en el INE.

“Vamos armados, pero de valor”, ironizó Salgado Macedonio.

El domingo empezó temprano para el político guerrerens­e y sus simpatizan­tes. A las 6 de la mañana la primera reunión; a las 8 la segunda, y en el ínter el desayuno: chilaquile­s rojos, pan de dulce y café.

Entre política e historia, Félix presentó a su familia, pidió un aplauso para sus hijas y esposa, e incluso hizo subir a la tarima a su hermana, a la que micrófono en mano preguntó si se iban a rajar.

“Por supuesto que no”, contestó Naborina.

El senador de Morena aprovechó la presencia de su hermana para aclarar que se come los alacranes porque en su poblado de origen, Querendas, ocho de sus

14 hermanos murieron por picaduras de estos arácnidos.

Antes de concluir su mensaje de “organizaci­ón”, el político guerrerens­e democratiz­ó el trayecto que seguirían.

“¿Nos vamos por Buenavista o por Taxco?” La segunda ruta ganó por mucho. Enseguida les pidió a sus simpatizan­tes que pagaran las casetas que hubiera en el camino y ante un grito de rechazo, reviró: “Yo sí las voy a pagar, porque si no van a decir que cometo otro delito”.

Antes de dejar el micrófono pidió a sus seguidores que se juntaran para la foto del recuerdo en el monumento a los Héroes de la Independen­cia.

Tras unos minutos, Salgado Macedonio caminó a su combi, que por la pintura da la impresión de que estuviera oxidada y que lo ha acompañado en otras campañas electorale­s. Ahí lo esperaban su esposa, María de Jesús Pineda, y sus hijas Evelyn, Liz, y Estrella.

En la parte de arriba, el auto carga la silueta de un toro hecho de cartón y en el frente unos cuernos, todo en alusión al apodo de Félix Salgado.

Para salir de Iguala, la combi no superó los 40 kilómetros por hora. Ya en carretera tomó más velocidad y formó la caravana por la democracia, que en todo momento trajo música que una bocina en una camioneta tocaba canciones calentanas, la compuesta a Salgado Macedonio para la campaña (“Ahí viene el toro...”) y por supuesto de Los Karkiks, que se volvieron a escuchar en el plantón afuera del INE

Los simpatizan­tes de Salgado tocaban canciones como la de “Ahí viene el toro”

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