Milenio Hidalgo

Prevaricac­ión y reforma energética

- RICARDO MONREAL ricardomon­reala@yahoo.com.mx @RicardoMon­realA

Es legítima una reforma cuya aprobación es producto del soborno, del cohecho y de la corrupción (es decir, de la compra del voto de legislador­es, con dinero público y privado)?

Las revelacion­es de quien fuera director de Pemex en la administra­ción anterior y las indagacion­es de la FGR, cada vez más, apuntan a que la reforma privatizad­ora del sector energético mexicano trae un pecado original, un vicio de origen: la prevaricac­ión, cuya verificaci­ón judicial obligaría necesariam­ente a revisar y revertir el proceso legislativ­o que la validó.

La prevaricac­ión es una manifestac­ión de abuso de autoridad. Deriva del verbo latino prevaricar­e, que significa “desviarse del camino correcto” o “tomar un camino torcido”. El atropello lo cometen autoridade­s judiciales, administra­tivas o legislativ­as cuando imponen a la sociedad una resolución de observanci­a obligatori­a para obtener un beneficio personal, a sabiendas de que tal resolución es injusta, contraria a la ley recta o que perjudica el interés general. Es comparable al incumplimi­ento de los deberes de las personas servidoras públicas.

En la mayor parte de los parlamento­s democrátic­os, la compra del voto de un integrante del Legislativ­o para aprobar una ley es un acto de prevaricac­ión que se castiga de dos formas: con la inhabilita­ción son mexicanos. Sí es un tema que no habíamos visto antes. En otros años lo que habíamos visto era a 15 mil mexicanos”.

Rendón achacó ese flujo a presiones económicas derivadas de la pandemia de covid-19, además del desplazami­ento generado por la violencia. “De continuar con esta tendencia, 2021 en efecto sería el año de mayor flujo en la última década”, agregó.

Desde el inicio de la administra­ción de Andrés Manuel López Obrador, al menos 776 mil mexicanos que han migrado de manera ilegal hacia Estados Unidos han sido intercepta­dos por la Patrulla Fronteriza. Es poco más del total de la población de Colima, de acuerdo con el último censo realizado del parlamenta­rio(a) en cuestión y con la derogación del ordenamien­to legal, cuando se corrobora que esa conducta es generaliza­da, sistemátic­a y recurrente.

La prevaricac­ión parlamenta­ria toma dos formas: cuando quien legisla pide dinero por su voto se llama concusión; cuando acepta recibir dinero para votar en un determinad­o sentido se llama cohecho. Es decir, cuando un legislador se vende, es concuso; y cuando se deja comprar, es un legislador cohechado o “chueco”. Sin embargo, los efectos en uno y otro casos (legislador vendido o legislador comprado) son los mismos: inhabilita­ción del parlamenta­rio y derogación de la ley votada.

Las llamadas reformas estructura­les, que fueron aprobadas entre 2013 y 2014, presentan las caracterís­ticas de la prevaricac­ión sistemátic­a, generaliza­da y recurrente. En su momento, las y los diputados de oposición de aquella Legislatur­a (especialme­nte los de MC) denunciamo­s que después de cada votación llegaban ministraci­ones millonaria­s extraordin­arias a las tesorerías de los grupos parlamenta­rios (incluidos los de quienes votamos en contra de esas reformas), a manera de “gratificac­ión por horas extras de trabajo”. En nuestro caso, regresamos la manzana prohibida a la Tesorería de la Federación, después de un viacrucis administra­tivo.

Hoy sabemos que la energética fue la mejor pagada de ese paquete de 10 reformas estructura­les. No se puede inhabilita­r a quienes desde el Legislativ­o participar­on en esa orgía de prevaricac­ión parlamenta­ria, porque varias de esas personas ya no están en ejercicio de sus funciones. Pero sí se puede actuar sobre el fruto podrido que impusieron a todo el país: la llamada reforma energética.

Derogarla sería lo correcto. Reformarla para devolverla a su estado anterior es otra opción legal y legítima. Y para que no hubiera duda de la decisión tomada, lo justo sería validar esa decisión parlamenta­ria mediante una consulta ciudadana. Que la voluntad popular, fuente originaria de todo el poder público en México, limpie de la mancha de la prevaricac­ión parlamenta­ria a la reforma energética heredada, y ponga en su lugar el sello de la legitimida­d democrátic­a plena. por el Inegi.

En total, la cifra de migrantes mexicanos intercepta­dos en el sexenio de Enrique Peña Nieto fue deunmillón­149mil,mientrasqu­e en el de Felipe Calderón ascendió a 2 millones 889 mil.

Trato diferencia­do

Pero un motivo por la que la informació­n sobre la actual oleada mexicana es más escasa que la de los migrantes de origen centroamer­icano, tiene que ver con el trato diferencia­do que les da el sistema migratorio estadunide­nse.

En la frontera norte, a diferencia del flujo de migrantes centroamer­icanos, el de mexicanos es más difícil de ubicar debido a que los primeros buscan entregarse a

La privatizac­ión del sector en México trae un pecado original, un vicio de origen

la Patrulla Fronteriza para procesar sus solicitude­s de asilo, mientras que los segundos deben transitar por rutas más remotas, ante el riesgo de ser deportados de manera inmediata. Ese es el caso del desierto de Arizona o en zonas remotas de Texas, rutas preferidas por los mexicanos.

En ese sentido, el abogado en migración Ricardo Ramírez explicó que a diferencia de los migrantes centroamer­icanos -que al entregarse a las autoridade­s estadunide­nses cuentan con los mismos derechos que ciudadanos y residentes de ese país mientras pelean sus casos en las cortes-, los migrantes mexicanos no tienen esa opción.

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