“Dejen a Britney y a la economía en paz”
¿
Se acuerdan de ese video mundialmente famoso de un fan de Britney llorando y suplicando que la dejáramos en paz? Pues el registro digital de este épico capricho se acaba de vender por el equivalente a 44 mil dólares. No. No los derechos del video. No su comercialización y mucho menos la oportunidad de convertirlo en película o serie de televisión (Thor nos proteja). Solo su huella digital, que los que saben infinitamente más que yodeesteasuntoesconocidocomo NFT (Non-Fungible Token).
Supongo que sé lo que muchos están pensando. ¿Compraron qué? Porque más allá del llanto desesperado del entonces adolescente llamado Chris Crockner, lo que queda es un registro, una serie de números, programación, me han dicho que si se imprimiera parecería como el ticket del supermercado por más de un año. Tampoco acabo de comprender el concepto de comprar, con criptodinero, algo así, que ni puedes tocar. Pero está pasando todo el tiempo y es natural y deseable para el mun
do de coleccionistas de NFT.
¿Es todo esto un chiste enorme de la generación Y para burlarse de nosotros, sus ancestros? No lo sé. Pero lo que sí sé es que también se han vendido estos tokens digitales que tienen la característica (non fungible)deserúnicos(aunqueparaelcaso, también un copo de nieve, ¿no?). Y dejen a Britney en paz, salió a buen precio para este mercado dentro del cibermundoquecomerciaconcreación digital no tangible.
Esto es posible desde que el sistema Ethereum incorporó las NFT como parte de su ecosistema digital. Y sí, hasta la casa de subastas Christie’s ya le entró. ¿Saben qué? Olviden a Britney, mejor tratemos de comprar un gatito digital CryptoKitty por menos de 170 mil dólares, así como el que ya vendieron cuando lo podían adoptar.