Economía circular y sustentabilidad
PTC de PE de Turismo de UTVM
La sociedad actual está inmersa en los problemas económicos y de salud generados por una pandemia que aún no concluye, que muchas veces deja de lado otros, que son igual, o hasta más importantes, ¿por qué? Porque la crisis sanitaria tendrá un fin, esto pasará, pero no se está considerando las circunstancias en que dejará a la población para afrontar problemas cada vez más fuertes como la contaminación y el manejo de residuos.
De acuerdo con Óscar Clavellina, académico de la UNAM y Joselyn Amaya, fundadora de Sin Desperdicios, (WRadio México, 2019), en el país se generan al día 102 mil 895 toneladas de residuos, unos 53.1 millones al año, de las cuales sólo se recolecta 84%. Tan sólo en la CdMx se estima que cada día se producen 12 mil 998 toneladas de residuos sólidos, de los cuales 48% se genera en domicilios, 26% en comercios y 14% en servicios. Entre las medidas más urgentes, los especialistas coincidieron en señalar que está el formar a la población para que sea más consciente de qué consume y cómo lo hace.
Y, ¿qué tiene que ver esto con la economía circular? La economía circular es un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes, todas las veces que sea posible para crear un valor añadido, logrando que los productos se usen de forma “infinita”. Esto implica –por lógica– que se minimicen los residuos generados, pues cuando un producto llega al final de su vida, éste puede ser utilizado una y otra vez, creando así un valor adicional.
Indudablemente, esto contrasta con el modelo económico actual, basado principalmente en el concepto de “usar y tirar”, que requiere de grandes cantidades de materiales y energía baratos y de fácil acceso. Varias materias primas cruciales son finitas (como el agua) y, como la población mundial crece, la demanda también aumenta. Por lo que es indispensable avanzar hacia una economía circular ante la escasez de recursos que ya se vive.
Aquí viene a colación el tema de sustentabilidad. Este concepto significa satisfacer las necesidades de la comunidad actual pero sin desgastar o comprometer los recursos para las futuras generaciones, por lo que ejercer las buenas prácticas (BP) en los ámbitos económicos, ambientales y socioculturales es prioritario, pues ya desde la segunda mitad del siglo pasado se ha manifestado un aumento excesivo en las comodidades y confort, ligado a la creación de problemas medioambientales provocados por la sobreexplotación de los recursos y contaminación derivada de las actividades humanas e industriales.
Conforme al Manual de Buenas Prácticas Ambientales de Matayoshi, las enfocadas al ambiente comprenden acciones que buscan hacer un uso sostenible de los recursos naturales de las comunidades y así evitar su deterioro.
Las BP económico-empresariales: se centran en ser más eficientes en la gestión empresarial sostenible, gestionando mejor los recursos humanos, económicos y materiales y ofreciendo productos y servicios de alta calidad a sus clientes.
Con las BP socioculturales se busca garantizar la participación comunitaria en todas sus dimensiones, de alcanzar el autodesarrollo, de revalorizar y conservar la identidad y cultura y de usar sosteniblemente los recursos culturales para toda la sociedad.
Con las BP socioculturales se busca garantizar la participación comunitaria