Milenio Hidalgo

La infame realidad de la prisión preventiva

- HÉCTOR AGUILAR CAMÍN hector.aguilarcam­in@milenio.com

Quizálafi gura legal más opresiva de nuestra legislació­n penal es la prisión preventiva oficiosa, mediante la cual puede encarcelar­se a alguien sin haberle probado que cometió el delito que se le imputa.

El ejercicio opresivo de esta figura consiste en que induce a los jueces a encarcelar mecánicame­nte a alguien por la gravedad de los delitos de que se le acusan, sin que haya cómo anteponer una apelación jurídica inmediata que interrumpa la decisión.

La prisión preventiva justifica da ya era una laguna de discrecion­alidad, pero al menos obligaba a justificar la decisión del juez. La preventiva oficiosa es un mar de agresiones impunes contra los derechos básicos a la presunción de inocencia, el juicio justo y el debido proceso.

El mar se hizo más hondo y más oscuro con la ampliación, durante este gobierno, del alista de delitos graves que merecen la imposición de la figura.

Gracias a estas legislacio­nes atentatori­as México vive una catástrofe carcelaria desde el punto de vista de la justicia y de la simple humanidad.

Cuatro de cada diez personas presas hoy en México lo están bajo prisión preventiva oficiosa y justificad­a. De los 227 mil presos que hay en México cerca de 90 mil lo están sin que se les haya probado la culpabilid­ad en el delito que los tiene presos. Ver Luis Eliud Tapia Olivares: https://bit.ly/3cdSn8t

Desconozco por completo la historia de cómo se fueron configuran­do tan terribles facultades legales para que la autoridad pueda irrumpir tan soberana e inapelable­mente sobre la libertad de los ciudadanos acusados de algún delito grave.

Supongo que la figura estuvo diseñada en su origen para castigar a delincuent­es reincident­es o capturados en flagrancia, en el momento de delinquir, robar o matar, respecto de los cuales, la culpabilid­ad fuera indudable o muy probable.

Su evolución ha sido siniestra hasta volverse un arma de los poderosos, no sólo del gobierno, para encarcelar a otros con sólo imputarles un delito.

Así lo demuestra la estadístic­a de los presos sin sentencia, en su abrumadora mayoría personas de bajos recursos.

La prisión preventiva es una figura que está fundamenta­lmente en manos de los poderosos, yen nada estimula la investigac­iónpolicia­l seria, ni la construcci­ón de juicios sustentado­s en la verdad.

El mar se hizo más hondo con la ampliación de la lista de delitos

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