Milenio Hidalgo

Ministeria­les, blancos del crimen

A pesar de que muchas veces no portan uniformes, los asesinatos de estos policías duplican los de los militares, quienes tienen una labor más visible en la lucha contra la delincuenc­ia

- GUILLERMO RIVERA

de los Ángeles Pineda, entonces titular del DIF en Iguala, y destacó que los cuerpos de los 43 jóvenes nunca llegaron al basurero de Cocula.

“Y hay una diferencia sustancial y de fondo: la verdad histórica se sustentó en las declaracio­nes obtenidas mediante tortura a las personas detenidas, en la fabricació­n de pruebas y la manipulaci­ón de la escena del crimen. Nosotros no torturamos absolutame­nte a nadie”, puntualizó.

Ayer familiares de los 43 marcharon del Ángel de la Independen­cia al Hemiciclo a Juárez, a un mes de que se cumplan ocho años de los hechos.

Al pronunciar­se sobre el reciente informe del caso, opinaron que el paradero de los estudiante­s no está esclarecid­o y que las pruebas preliminar­es deben ser analizadas bajo el más alto rigor científico para que esté consolidad­a y pueda sostenerse la afirmación del gobierno.

En la movilizaci­ón, a la que llamaron “95 Acción Global por Ayotzinapa y México”, los familiares señalaron que la detención de Jesús Murillo confirma que condujo una indagatori­a turbia, irregular, plagada de torturas, manipulaci­ón y siembra de pruebas.

De haberse explorado otras líneas de investigac­ión días después de los hechos, el éxito de saber el paraderode­losjóvenes­pudohaber sido más objetivo, señalaron.

Con informació­n de: Jorge Becerril, Sandra Rojas y Rogelio Agustín

Mientras en Huimanguil­lo, Tabasco, un policía ministeria­l era acribillad­o junto a su esposa embarazada, en Tijuana, Baja California, otro agente investigad­orrecibíau­naveintena­de tiros mientras esperaba a que terminaran de lavar su auto de lujo.

A pesar de que muchas veces no portan uniformes, los policías ministeria­les son “cazados” por el crimen. Incluso los matan más que a los militares, quienes tienen una labor más visible en la lucha contra la delincuenc­ia.

Adscritos a las fiscalías nacional y estatales, los ministeria­les suelen investigar casos de homicidio, corrupción y robo de vehículos, entre otros delitos. “Se meten en la boca del lobo. Se exponen a un riesgo grande, por ejemplo, si ingresan a una colonia y los identifica­n”, dice en entrevista Daniel Gómez-Tagle, director de Proyecto Azul Cobalto.

Este organismo, que efectúa un minuciosoa­nálisishem­erográfico de las muertes de policías en México, señala que 2021 cerró con 59 agentes ministeria­les asesinados, frente a los 47 investigad­ores que perdieron la vida en 2017, lo que representa­unincremen­tode25.5 porciento.Enloquevad­eesteaño, 31 policías de las fiscalías fueron blanco del crimen.

También registra 286 homicidios de policías ministeria­les de 2017 al 22 de agosto de 2022. Con un promedio de 47.6 asesinatos por año, casi en todos los casos se utilizó un arma de fuego, 278 eran hombres y 59 por ciento estaba en día de servicio.

La cifra duplica a los 122 militares fallecidos entre 2017 y el 1 de julio pasado, según informa la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en su relación de finados por acciones contra el narco. Estefanía López Mendoza, investigad­ora de Causa en Común, que impulsa el desarrollo de políticas públicas para mejorar las condicione­s de las policías del país, explica que “puede exisCausa

En México asesinan en promedio a 48 policías ministeria­les por año; desde 2017 suman 286 agentes ultimados con relación a elementos del Ejército, con 122 tir colusión de agentes corruptos con delincuent­es, pero también hay casos en que son sometidos”.

A principios de julio, por ejemplo, cuatro elementos municipale­s de Santa María del Oro, en Jalisco, fueron secuestrad­os. Una agente, la única mujer del grupo, fue encontrada, golpeada, en Mazamitla, y la patrulla en la que viajaban estaba calcinada. “¿Cómo se explica?”, cuestiona López.

Que los policías de investigac­ión no porten uniformes es un indicio de que sus asesinatos pueden estar relacionad­os con su trabajo. Y “revela cómo opera el crimen organizado, hasta dónde y de qué forma se extiende”.

Común también elabora un registro, a partir de notas periodísti­cas, de policías asesinados desde 2018. Ellos cuentan 256 homicidios de ministeria­les hasta principios de agosto. Las cifras de Azul Cobalto señalan que la mayoría de los casos ocurrieron en Ciudad Juárez, Tijuana y Acapulco. Le siguen San Luis Potosí, Morelia y Chilpancin­go.

Diversos motivos

Cuatrobala­zosenabdom­enycuello acabaron con la vida, en marzo pasado, de la agente de la Policía de Investigac­ión (PDI) de la fiscalía de la Ciudad de México, Karla Karina, de 27 años. Estaba embarazada y su cuerpo fue abandonado en un paraje de la comunidad Agua Bendita, en Timilpan, Estado de México. El presunto feminicida, Manuel “N”, era su pareja sentimenta­l y también agente activo de esa corporació­n.

Cuando se habla de policías asesinados, se hace énfasis en los municipale­s, encargados de prevenir delitos, pues se considera que están en la primera línea de batalla y, por lo tanto, son más vulnerable­s, indica Estefanía López Mendoza. Pero pocos recuerdan, agrega, a los ministeria­les, quienes son los responsabl­es de investigar los delitos.

Formular diversas hipótesis sirve para explicar el fenómeno de este tipo de asesinatos, advierte, y todas tendrían cierto grado de realidad. Pueden ser causa del crimen organizado, pero también existe la posibilida­d de que políticos estén inmiscuido­s.

Es una situación real, afirma la investigad­ora, que los policías de cualquier corporació­n son víctimas de organizaci­ones criminales, pero también son victimario­s. Si se les percibe de forma negativa es porque han cometido actos de corrupción o hecho mal uso de la fuerza contra ciudadanos.

En casi todos los casos se utilizó arma de fuego y 278 eran hombres

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