Ministeriales, blancos del crimen
A pesar de que muchas veces no portan uniformes, los asesinatos de estos policías duplican los de los militares, quienes tienen una labor más visible en la lucha contra la delincuencia
de los Ángeles Pineda, entonces titular del DIF en Iguala, y destacó que los cuerpos de los 43 jóvenes nunca llegaron al basurero de Cocula.
“Y hay una diferencia sustancial y de fondo: la verdad histórica se sustentó en las declaraciones obtenidas mediante tortura a las personas detenidas, en la fabricación de pruebas y la manipulación de la escena del crimen. Nosotros no torturamos absolutamente a nadie”, puntualizó.
Ayer familiares de los 43 marcharon del Ángel de la Independencia al Hemiciclo a Juárez, a un mes de que se cumplan ocho años de los hechos.
Al pronunciarse sobre el reciente informe del caso, opinaron que el paradero de los estudiantes no está esclarecido y que las pruebas preliminares deben ser analizadas bajo el más alto rigor científico para que esté consolidada y pueda sostenerse la afirmación del gobierno.
En la movilización, a la que llamaron “95 Acción Global por Ayotzinapa y México”, los familiares señalaron que la detención de Jesús Murillo confirma que condujo una indagatoria turbia, irregular, plagada de torturas, manipulación y siembra de pruebas.
De haberse explorado otras líneas de investigación días después de los hechos, el éxito de saber el paraderodelosjóvenespudohaber sido más objetivo, señalaron.
Con información de: Jorge Becerril, Sandra Rojas y Rogelio Agustín
Mientras en Huimanguillo, Tabasco, un policía ministerial era acribillado junto a su esposa embarazada, en Tijuana, Baja California, otro agente investigadorrecibíaunaveintenade tiros mientras esperaba a que terminaran de lavar su auto de lujo.
A pesar de que muchas veces no portan uniformes, los policías ministeriales son “cazados” por el crimen. Incluso los matan más que a los militares, quienes tienen una labor más visible en la lucha contra la delincuencia.
Adscritos a las fiscalías nacional y estatales, los ministeriales suelen investigar casos de homicidio, corrupción y robo de vehículos, entre otros delitos. “Se meten en la boca del lobo. Se exponen a un riesgo grande, por ejemplo, si ingresan a una colonia y los identifican”, dice en entrevista Daniel Gómez-Tagle, director de Proyecto Azul Cobalto.
Este organismo, que efectúa un minuciosoanálisishemerográfico de las muertes de policías en México, señala que 2021 cerró con 59 agentes ministeriales asesinados, frente a los 47 investigadores que perdieron la vida en 2017, lo que representaunincrementode25.5 porciento.Enloquevadeesteaño, 31 policías de las fiscalías fueron blanco del crimen.
También registra 286 homicidios de policías ministeriales de 2017 al 22 de agosto de 2022. Con un promedio de 47.6 asesinatos por año, casi en todos los casos se utilizó un arma de fuego, 278 eran hombres y 59 por ciento estaba en día de servicio.
La cifra duplica a los 122 militares fallecidos entre 2017 y el 1 de julio pasado, según informa la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en su relación de finados por acciones contra el narco. Estefanía López Mendoza, investigadora de Causa en Común, que impulsa el desarrollo de políticas públicas para mejorar las condiciones de las policías del país, explica que “puede exisCausa
En México asesinan en promedio a 48 policías ministeriales por año; desde 2017 suman 286 agentes ultimados con relación a elementos del Ejército, con 122 tir colusión de agentes corruptos con delincuentes, pero también hay casos en que son sometidos”.
A principios de julio, por ejemplo, cuatro elementos municipales de Santa María del Oro, en Jalisco, fueron secuestrados. Una agente, la única mujer del grupo, fue encontrada, golpeada, en Mazamitla, y la patrulla en la que viajaban estaba calcinada. “¿Cómo se explica?”, cuestiona López.
Que los policías de investigación no porten uniformes es un indicio de que sus asesinatos pueden estar relacionados con su trabajo. Y “revela cómo opera el crimen organizado, hasta dónde y de qué forma se extiende”.
Común también elabora un registro, a partir de notas periodísticas, de policías asesinados desde 2018. Ellos cuentan 256 homicidios de ministeriales hasta principios de agosto. Las cifras de Azul Cobalto señalan que la mayoría de los casos ocurrieron en Ciudad Juárez, Tijuana y Acapulco. Le siguen San Luis Potosí, Morelia y Chilpancingo.
Diversos motivos
Cuatrobalazosenabdomenycuello acabaron con la vida, en marzo pasado, de la agente de la Policía de Investigación (PDI) de la fiscalía de la Ciudad de México, Karla Karina, de 27 años. Estaba embarazada y su cuerpo fue abandonado en un paraje de la comunidad Agua Bendita, en Timilpan, Estado de México. El presunto feminicida, Manuel “N”, era su pareja sentimental y también agente activo de esa corporación.
Cuando se habla de policías asesinados, se hace énfasis en los municipales, encargados de prevenir delitos, pues se considera que están en la primera línea de batalla y, por lo tanto, son más vulnerables, indica Estefanía López Mendoza. Pero pocos recuerdan, agrega, a los ministeriales, quienes son los responsables de investigar los delitos.
Formular diversas hipótesis sirve para explicar el fenómeno de este tipo de asesinatos, advierte, y todas tendrían cierto grado de realidad. Pueden ser causa del crimen organizado, pero también existe la posibilidad de que políticos estén inmiscuidos.
Es una situación real, afirma la investigadora, que los policías de cualquier corporación son víctimas de organizaciones criminales, pero también son victimarios. Si se les percibe de forma negativa es porque han cometido actos de corrupción o hecho mal uso de la fuerza contra ciudadanos.
En casi todos los casos se utilizó arma de fuego y 278 eran hombres