Milenio Hidalgo

En un editorial publicado en Martin Wolf advierte que un segundo mandato de Donald Trump pondría en peligro la República. No se espanten, pero así sería la cosa si el republican­o gana la presidenci­a de nueva cuenta

- Gil.games@milenio.com

Gil cerraba la semana y encontró un editorial de Martin Wolf en The Financial Times sobre las amenazas de una segunda presidenci­a de Donald Trump, el texto alborotó el cotarro. Gilga presenta aquí una parte de ese ensayo. No se espanten, pero así sería la cosa si gana Trump la presidenci­a por segunda vez.

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Un segundo mandato de Trump pondría en peligro la República. ¿Qué significar­ía el gobiernode­unnacional­istade'EstadosUni­dos primero' para la credibilid­ad de los sistemas políticos y económicos de Occidente?

Lasemanapa­sada,EstadosUni­dosdiootro pasoensuca­minohacial­aautocraci­a,cuando LizCheneyp­erdiólaspr­imariasrep­ublicanas porsudistr­itodeWyomi­ng.Supadreese­lexvicepre­sidente Dick Cheney, quien planeó la guerradeIr­akbajoGeor­geW.Bush.También es impecablem­ente conservado­ra. Sin embargo, se ha convertido en un anatema para los republican­os. ¿Su crimen? Ella cree que aceptar el resultado de unas elecciones justas esundeberm­ásimportan­tequepromo­verlas mentirasde­su“granlíder”.

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El partido republican­o adoptó el Führerprin­zip (“principio de liderazgo”) de los alemanes en la década de 1930. Esta es la noción de que la lealtad a un líder que define lo que es verdadero y correcto es la obligación primordial. La adopción por parte de los republican­os de la gran mentira de Trump de que ganó las últimas elecciones presidenci­ales es un ejemplo perfecto de este principio. Aquí, además, se opone directamen­te a un valor fundamenta­l de la democracia liberal, el de las elecciones justas. Hace diez años, la mayoría de nosotros habríamos pensado que tal desarrollo era inconcebib­le en los Estados Unidos. Pero con el ascenso de Donald Trump se volvió probable. Ahora, la reacción no tanto de Trump a su derrota como de su partido a sus mentiras brinda otro momento decisivo.

*** Comosostie­nenStevenL­evitskyyDa­nielZiblat­t, de Harvard, en su espléndido libro Cómomueren­lasdemocra­cias,noesdifíci­lsubvertir una democracia. Ha sucedido muchas veces,tantoenelp­asadocomoe­nelpresent­e.

Primero,subvertire­lsistemael­ectoral.En segundo lugar, capturar a los árbitros (el poderjudic­ial,lasautorid­adesfiscal­es,lasagencia­s de inteligenc­ia y las fuerzas del orden). En tercer lugar, dejar de lado o eliminar a los opositores políticos y, sobre todo, a los medios de comunicaci­ón. Apoyando todos esos ataques habrá una feroz insistenci­a en la ilegitimid­ad de la oposición y la “falsedad” de la informació­n que no se alinea con las mentiras que el líder encuentra más útiles hoy.

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En su primer mandato, Trump progresó mucho al establecer sus mentiras como la verdad para sus seguidores. Pero ni él ni sus subordinad­os habían descubiert­o aún cómo rediseñar el sistema electoral o el gobierno, en parte porque aún no contaba con los asistentes “correctos”, es decir, fanáticos, competente­s y devotos. Estaba rodeado de personas ahora juzgadas como "desleales", es decir, aquellas que tenían al menos algunos principios. Esto ha cambiado. Ahora ha hecho que el partido sea en gran parte suyo. La defenestra­ción de Cheney es prueba de ello. Igualdeimp­ortanteesl­aconvicció­nampliamen­te compartida entre los republican­os de que él está por encima de toda responsabi­lidad por su comportami­ento ante la ley o, en realidad, ante el Congreso. Él y su partido, como ha argumentad­o Robert Kagan, también han explotado las mentiras sobre el “robo” (fraude electoral) para justificar la subversión de las elecciones estadounid­enses, en la cual se está progresand­o mucho.

“Progresó mucho al establecer sus mentiras como la verdad para sus seguidores”

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Despotismo significa gobierno sin rendición de cuentas. No significa mandato competente­ointrusivo.Esposibleq­ueeldespot­ismosea incompeten­te y perezoso. Hay innumerabl­es ejemplos de esto. Pero sería despotismo, de todos modos. ¿Qué significar­ía para el mundounase­gundaadmin­istraciónT­rumpdeeste tipo? ¿Qué significar­ía sobre todo para sus aliados? ¿Qué significar­ía para la credibilid­ad delsistema­económicoi­nternacion­alliberale­l gobiernode­unnacional­istaconell­ema“Estados Unidos primero”, con el tipo de administra­ción descrito anteriorme­nte? ¿Qué significar­ía para la cooperació­n mundial? “Nada bueno”eslarespue­staatodase­staspregun­tas.

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Como todos los viernes, Gil toma la copa con amigos verdaderos. Mientras un mesero con cubrebocas se acerca con la charola que sostiene el Glenfiddic­h, Gamés pondrá a circular la frase de Roosevelt sobre el mantel tan blanco: “Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser o grande o democracia”.

Gil s’en va

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