Milenio Hidalgo

Violencia UNO HASTA EL FONDO

Se jactan de una caída en los asesinatos y secuestros desde que AMLO asumió el poder a fines de 2018, pero esta narrativa se convirtió en un discurso improbable en agosto cuando estalló la violencia en cuatro estados, dejando unos 260 muertos

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com Gil s’en va EL REPORTAJE COMPLETO PUBLICADO POR THE ECONOMIST PUEDE LEERSE AQUÍ: HTTPS://WWW.ECONOMIST.COM/THE-AMERICAS/2022/09/01/ SEVERAL-VIOLENT-EPISODES-IN-MEXICOSUGG­EST-A-WORRYING-TREND

Gil abrió el ojo en su amplía y mullida cama, se sintió feliz, de buenas, con más aplomo, como si hubiera dado un informe de gobierno. En la rendición de cuentas del Presidente (es un decir), la sociedad se ha enterado de que lo que iba bien va mucho mejor, y lo que funcionaba se convirtió en una hazaña de la eficiencia. Por desgracia, los conservado­res, mju, no opinan como el Presidente, al contrario, al parecer tienen otros datos. The Economist ha publicado un reportaje sobre la violencia: “México es un país de tranquilid­ad, de paz, la violencia se limita a muy pocas regiones, declaró a principios de este año el presidente Andrés Manuel López Obrador. Los funcionari­os se jactan de una caída en los asesinatos y secuestros desde que asumió el poder a fines de 2018. Esta narrativa se convirtió en un discurso improbable en agosto cuando estalló la violencia en cuatro de los 32 estados de México, dejando al menos 260 muertos. En Ciudad Juárez, una pelea entre dos pandillas en una prisión se extendió a la ciudad. En Tijuana, Guanajuato y Jalisco, pandillas quemaron autos y comercios, posiblemen­te en represalia por el intento de arresto de uno de los líderes del Cártel Jalisco Nueva Generación, conocido por sus siglas en español, CJNG”.

El lugar del crimen

Lean ustedes esto: “México ha sido durante mucho tiempo un lugar violento. Su posición entre las plantacion­es de coca en Colombia, Perú y Bolivia y los consumidor­es de drogas en Estados Unidos lo convierte en un centro natural para el crimen. El flujo de armas de su vecino del norte no ayuda. Según algunas estimacion­es, 200 mil armas entran ilegalment­e al país cada año. Los acontecimi­entos del mes pasado no fueron una anomalía. Las estadístic­as recientes ofrecen una lectura sombría. Es posible que los asesinatos hayan disminuido un 3.4 % entre 2020 y 2021, pero eso no es terribleme­nte sorprenden­te, dadas las restriccio­nes relacionad­as con el covid en todo el país. Entre 2006 y 2012 un promedio de ocho personas ‘desapareci­eron’ cada día (muchas de las cuales probableme­nte fueron asesinadas). Ahora el promedio diario es de 25. La tasa de homicidios en México es de 28 por cada 100 mil habitantes. Eso es cuatro veces la tasa de homicidios en Estados Unidos. Parte de las razones detrás de la violencia es que la cantidad de pandillas, que son responsabl­es de la mayoría de los asesinatos, se duplicó en la década hasta 2020. Ahora hay 205, según Internatio­nal Crisis Group. Su alcance se ha expandido a través de los municipios. El CJNG ha exhibido equipo militar de alta calidad, incluidos vehículos blindados y drones. Las pandillas ya no son solo traficante­s de drogas. Trafican personas, roban petróleo y controlan los mercados de aguacate, tortilla y pollo en algunos estados”.*

Poco dinero, mucho dinero Gamés no da crédito y cobranza: “L(i)ópez Obrador insiste en que ‘abrazos, no balazos’. Su apuesta es que generosas donaciones en efectivo, como un pago mensual de 5 mil 258 pesos a jóvenes pobres que se inscriban en un programa de aprendizaj­e, reducirán la delincuenc­ia. Aparte de eso, sus políticas son contradict­orias y, a menudo, ineficaces”.

Estos adversario­s siempre fastidiand­o la transforma­ción: “Para empezar, tiende a echar toda la culpa a los presidente­s anteriores. Y en un sentido tiene razón: la política de acabar con los capos de la droga, iniciada por Felipe Calderón durante su mandato presidenci­al de 2006 a 2012, tuvo como consecuenc­ia la fragmentac­ión de las bandas. Pero a pesar de todas las fallas de las administra­ciones pasadas, al menos tenían una estrategia, dice Evan Ellis, especialis­ta en seguridad. Al final del sexenio de Calderón, la tasa de homicidios se reducía de 24 por cada 100 mil habitantes en 2011 a 22 en 2012. Eso continuó durante el mandato de Enrique Peña Nieto, se redujo a 17 por cada 100. mil habitantes en 2014. Al asumir el cargo, López Obrador desmanteló la policía federal, considerán­dola corrupta, y creó un nuevo cuerpo llamado Guardia Nacional. Está compuesto principalm­ente por soldados e infantes de marina que recibieron poca capacitaci­ón en orden público civil y carecen del conocimien­to forense y de investigac­ión

mil”._ de la policía. Como resultado, es bastante ineficaz. Con más de 100 mil miembros, arrestó a poco más de 8 mil personas el año pasado. En cambio, en 2018 la policía federal, que contaba como máximo con 38 mil agentes, arrestó a 22

“Las pandillas ahora trafican personas, roban petróleo y controlan mercados de aguacate”

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