“Mueran clasismo y corrupción”: AMLO
López Obrador celebra el primer Grito pospandemia ante 140 mil personas; lanza “vivas” a héroes anónimos, democracia, igualdad, soberanía e indígenas
Después de dos años de silencio el Zócalo estalló. El presidente Andrés Manuel López Obrador salió al balcón de Palacio Nacional y, en un hecho sin precedentes, arengó: “¡Mexicanas, mexicanos: muera la corrupción, muera el clasismo, muera el racismo!”
Frente a unas 140 mil personas lanzó 20 vivas y tres “muera” para celebrar el aniversario 212 de la Independencia de México. Palabras que resonaron en el centro de la capital del país al unísono: ¡Viva la independencia!
En un ambiente renovado, con gente que esperó más de seis horas, se cumplió el protocolo.
Cinco minutos antes de las 11 de la noche, la escolta del Heroico Colegio Militar inició su recorrido por el salón de recepciones y, tres minutos después, el Presidente saludó, recibió la bandera y se dirigió al balcón principal, donde fue recibido por una estruendosa multitud.
Hizo sonar la campana, empezaron los juegos pirotécnicos; más de mil 800 tiros iluminaron el cielo al compás de la música y así inició la fiesta.
El Presidente junto con su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, vieron los fuegos artificiales y escucharon parte del repertorio de Los Tigres del Norte con éxitos como “Somos más americanos” y “América”, las favoritas de López Obrador, pues le recuerdan a los migrantes mexicanos en Estados Unidos.
De los balcones se asomaron los actores políticos y posibles sucesores del presidente López Obrador: Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de Ciudad de México; el canciller Marcelo Ebrard y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Las corcholatas se acomodaron en el tercer balcón contiguo al principal, en un lugar privilegiado para ver y ser vistos. Juntos como siempre en los actos públicos de los últimos meses y acompañados de sus parejas.
En otro balcón estuvieron presentes los invitados especiales: los ex presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Uruguay, José Mujica, así como la hija de El Che, Aleida Guevara, y el papá e hijo de Julian Assange.
Con ellos presenciaron la fiesta mexicana los secretarios de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, y el de Marina, Rafael Ojeda.
Desde el mediodía el Zócalo de la ciudad comenzó a llenarse poco a poco para la primera ceremonia de Independencia multitudinaria tras la pandemia.
La plancha de concreto se fue llenando hora tras hora por el gentío que se desbordaba desde las seis calles que desembocan en
Zócalo, sin importarles la lluvia que caía por la tarde.
Algunos asistentes llegaron cantando a todo pulmón: “¡Es un honor estar con Obrador!”.
La llegada de miles de personas al Zócalo implicó un despliegue de seguridad que incluyó soldados, policías de la Ciudad de México y elementos militares vestidos de civiles.
Por las mismas calles a través de las que suelen ingresar los contingentes en manifestaciones y desfiles, arribaron también los seguidores de a pie como el señor Efraín Ortiz, quien viajó desde Cancún con su esposa e hijo exclusivamente para ver al presidente López Obrador tocar la campana de Hidalgo.
“Vinimos con nuestros propios recursos, planeamos este viaje desde hace tres meses. Es muy emocionante ver al Presidente porque es honesto”.
El Palacio Nacional y sus inmediaciones fue minuciosamente revisado por binomios caninos para detectar armas y explosivos.
Mientras la producción afinaba detalles para la transmisión del grito de Independencia, los elementos castrenses revisaron equipos y estructuras con los perros con el fin de detectar cualquier peligro.
De igual manera, en las calles contiguas donde había vehículos estacionados el personal militar hizo un recorrido para descartar la presencia de pólvora.
Asisten Evo Morales, José Mujica, la hija del Che y familiares de Assange
La entrada al estacionamiento de Palacio Nacional también se encontraba resguardada por militares y binomios.
La tarde avanzó en medio de una lluvia intermitente mientras llegaban invitados, los ingredientes para la cena de antojitos mexicanos, así como los grandes bidones de café caliente y agua.
Cerca de las 20:30 horas, con el Zócalo medianamente lleno y como no había ocurrido antes, se abrió el último filtro para que soldados y sus familiares se posicionaran al pie del balcón principal de Palacio Nacional que, como cada 15 de septiembre, se iluminó con los colores de la bandera.
En un par de ocasiones el secretario particular del Presidente, AlejandroEsquer,seasomóporun balcón alistando los últimos detallesdelaceremonia,loqueprovocó gritos entre los asistentes.
Y como no podía faltar, la polarización política también se presentó en el Zócalo de la ciudad con arengas a favor de López Obrador, así como mantas, porras, acusaciones y gritos de reproche contra la prensa.
Descarta crisis
El Presidente anunció en la mañanera que Hacienda está reestructurando la deuda que se debe pagar en 2025 para dejar cuentas sanas a su sucesor y evitar una situación económica similar a la que se vivió en el cambio de gobierno entre Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo en diciembre de 1994.