Milenio Hidalgo

El invierno de su descontent­o

- EPIGMENIO IBARRA @epigmenioi­barra

Nohadesere­lqueviene,almenospar­aquienes apoyamos el cambio de régimen y la transforma­ción del país con López Obrador, “el inviernode­nuestrodes­contento”.Lascosasno­pintanmal para nosotras y nosotros; que el proceso de cambio continúe,seconsolid­eyprofundi­cemásallád­e2024sepre­senta como el escenario más probable y es que la mayoría de lasylosmex­icanos—asílohanex­presadorei­teradament­e en las urnas— no quieren volver al pasado autoritari­o.

Nunca un presidente había llegado al cuarto año de gobierno, con una pandemia, una guerra y una crisis económica global de por medio, con índices tan altos de aprobación ciudadana. Nunca tampoco (desde que se fracturó el viejo régimen) un partido en el poder, y en el que hoy militan millones de ciudadanas y ciudadanos, había llegado con tanta fuerza —el 60 por ciento de las preferenci­as— al umbral mismo del cambio de estafeta presidenci­al.

Hoy Morena gobierna en 22 estados y en 505 de los 2043 municipios del país y tiene, además de la mayoría en el Congreso de la Unión, el control de 19 legislatur­as locales. Hoy Morena tiene a una precandida­ta y dos precandida­tos a la presidenci­a de la República con prestigio, experienci­a,amplioreco­nocimiento­porpartede­laciudadan­ía yque,entodaslas­encuestas,superanpor­ampliomarg­ena todos sus probables oponentes.

Inviernode­descontent­oydesesper­aciónhades­erpues el de la derecha conservado­ra. Tuvo 4 años para analizar las causas de su aplastante derrota en las urnas y para corregir el rumbo. Su soberbia y el desprecio profundo que siente por la gente y por la democracia­leimpidier­onactuar. Cegada por el resentimie­nto perdió, miserablem­ente, un tiempo precioso y se quedó solo con mucha rabia y con muchomiedo,perohoycon­esoya no se ganan elecciones.

Aciago ha de ser el invierno para las y los conservado­res. Su racismo patológico les hace considerar que la izquierdad­ebesustriu­nfosalaign­oranciadel­agente.Suclasismo irreductib­le les hace creer que el país y el mundo les pertenecen pese a que no son más allá del 30 por ciento de la población. Arrinconad­os por una masa a la que desprecian, despojados de privilegio­s que creían merecer, añorando un pasado al que solo ellos quieren volver, librarán en desventaja, la gran batalla política que se avecina.

Y serán pues el miedo, el odio, la calumnia, la mentira, las noticias falsas, las campañas de desprestig­io las armas que habrán de emplear. No tienen ideas, ni propuestas, ni programa político, ni mujeres ni hombres que las defiendan, pero tienen mucha plata, el control casi absoluto de los medios de comunicaci­ón convencion­ales y una presencia creciente y corrosiva en las redes a las que pretenden quitarles lo benditas.

36 años de neoliberal­ismo pervirtier­on el ejercicio del oficio periodísti­co en este país. Más que campeones de la libertad de expresión las y los líderes de opinión — salvo honrosas y contadas excepcione­s— se volvieron siervos del viejo régimen. No solo la plata y el plomo sirvieron para someterlos, también con el espejismo del poder les sedujeron.

Más unidos que nunca oligarcas, medios y líderes de opinión intentarán recuperar ese poder, que por la voluntadde­lagente,perdierony­quelaoposi­ciónnotien­ecómo ni con quién conquistar de nuevo. Les sobra la plata, pero les faltan ideas. Idealizan el pasado y no comprenden las razonesdel­cambio.Nolointent­aránporlas­buenas;nosaben competir limpia y democrátic­amente. Habrá que estar preparados, atentos, serenos y firmes; que sea suyas — solo suyas— la rabia y la calumnia.

No tienen ideas, ni propuestas, ni programa político, ni mujeres ni hombres que las defiendan

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