Los informantes
Reza el lugar común que la forma es fondo. ¿Qué conclusiones sacar de nuestrogustoporelprotocolo?Delamor por las mamparas con letras de poliestireno, mejor conocido como unicel.
El licenciado en turno, el director del bachillerato tecnológico de San José de las Pitas, hasta el diputado federal, el licenciado Fulanito de Tal monta su solemne espectáculo, porque eso sí, tiene que ser solemne. Ellos aseguran que arman el “protocolo” y reúnen a lo que queda de las fuerzas vivas, porque así lo marca la ley. Existe, para tales eventos, toda una parafernalia, cuya primera víctima es el castellano: un solemne maestro de ceremonias, ataviado con sus mejores galas, comienza siempre diciendo: “el honorable presídium”; luego le manda saludos al gobernador o al presidente o a ambos, y la multitud aplaude hasta que le duelen las manos. Obviamente, son tantos los informes que en todos ellos siempre hay un representante de otra persona más importante, que no pudo llegar, ya sea porque se encontraba en otro informe, o porque simplemente no le interesaba escuchar al licenciado. Por eso el maestro de ceremonias, en algún punto, echa mano de la frasecita: “Y en representación del Ciudadano…” No creo que exista alguna ley que disponga que cada año deba hacerse una fiestecita para que el licenciado, o la licenciada, lerecetealpersonalunaretahíladecifras y datos para demostrar que ha hecho lo que sí dice la ley que debe hacer, es decir, trabajar. En otras palabras, desquitar lo que se le paga. Lo que sí debería de existir es una ley que prohíba la realización de estos actos cada vez más vacíos de significado,unaespeciederesabiocaricaturesco del viejo presidencialismo que, por cierto, atraviesa una de sus peores crisis. Latransparenciaesotracosa,lainformación no es algo que se entrega “una vez” como si se tratara de un simple trámite. La transparencia debe ser algo cotidiano,nobastacondecirquesegastóenesto o aquello, es necesario establecer, junto a los ciudadanos una cultura de rendición de cuentas. En tales ceremonias jamás se topa uno con algo parecido a la autocrítica, y es muy raro escuchar que la gente, la sociedad,participedemaneraactivaenel establecimientoyvigilanciadelosejercicios presupuestales. No diré que “todos son iguales” porque las generalizaciones tampoco ayudan, pero sí diré que “la transparencia está en otra parte”.