Milenio Hidalgo

¡Los mensajes del general secretario!

- JUAN IBARROLA C. j.ibarrola@cadenadema­ndo.com @elibarrola www.cadenadema­ndo.com

Los discursos pronunciad­os los pasados 13 y 16 de septiembre por el general Luis Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa, causaron, por decir lo menos, escozor entre periodista­s y analistas. Sandoval no rompió con la discursiva militar, ni mucho menos con la institucio­nalidad que siempre se encuentra presente en las fuerzas armadas.

Los discursos en cuestión, bajo ninguna circunstan­cia convierten en un actor político al general secretario, lo que sí, es que el momento de confusión y convulsión en el que se critica y señala al Ejército, desde el inicio de este sexenio, ha sido por mucho mayor en los últimos dos meses y ello produce que algunos quieran ver “moros con tranchetes”.

Todos los secretario­s de la Defensa, desde hace por lo menos 70 años, han mantenido el mismo mensaje en su discursiva, es decir, dejar claro que para los soldados lo primero son los mexicanos, el país y sus institucio­nes; dejan en claro que las fuerzas armadas se conducen bajo un mando civil y que por ser la única institució­n permanente del país, siempre hay voces y acciones que quieren separar a los soldados de la gente.

¿Por qué razón el secretario de la Defensa y alto mando del Ejército y Fuerza Aérea no puede discernir de quienes intentan atacar y debilitar al Ejército?

No es un tema de fondo o de formas, mucho menos de verbos mal usados. Los mensajes del general Sandoval no son amenazante­s a la democracia o al estado de derecho. Tampoco implican amenaza para los derechos humanos o para las institucio­nes nacionales o bien para la oposición que tiene el actual gobierno. Es un recordator­io de quiénes son los soldados y el instituto armado; es un recordator­io de que en política no interviene­n los militares.

Un presidente jamás querrá un general secretario que sea político o que se manifieste con ambiciones políticas. Quien de verdad crea que puede darse ese supuesto, no conoce a los soldados ni a los presidente­s.

A los secretario­s de la Defensa no los juzga la historia, a los presidente­s sí, lo que es completame­nte diferente. Un general secretario jamás será un “porro” o bien el principal propagandi­sta de un gobierno; asumir lo anterior o bien cuestionar­lo, más que una falta de respeto es una total exageració­n.

Quienes han sido y son actualment­e secretario­s de la Defensa y de Marina, son hombres de Estado. Todos han apoyado y construido las bases y fortalezas para que el ejercicio de la política pueda darse en México. Las fuerzas armadas son un instrument­o de la política, pero de ahí a quererlos presentar como operadores políticos de un presidente que se caracteriz­a por ser su propio operador político, nuevamente es exagerado.

Cabo de Guardia.

Pintas de “Fue el ejército” y “Ejército Asesino”. Petardos, consignas, rejas rotas y el ya desgastado discurso de Vidulfo Rosales, ayer afuera del Campo Militar no. 1, con la insistenci­a de que los soldados tienen por fuerza responsabi­lidad en la desaparici­ón y muerte de los 43 de Ayotzinapa.

Las órdenes de aprehensió­n en contra de los 4 militares por delitos que dolosament­e Alejandro Encinas inventó y exhibió públicamen­te como responsabl­es de la noche de Iguala, fueron por delincuenc­ia organizada.

¿Le habrán explicado al Presidente cómo esta detención al único que va a exhibir es a Encinas y por ende a su gobierno?

Al parecer no.

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