¿Qué quiere el pueblo? (I)
El pueblo quiere irse a vivir a los Estados Unidos, para empezar. No le gusta, al parecer, cómo están las cosas aquí, en Estados Unidos Mexicanos: no hay trabajos bien pagados, no se pueden mejorar las condiciones de vida, hay mucha violencia, faltan oportunidades para darle mayor bienestar a la familia, en fin, 800 mil compatriotas dejaron este país entre 2015 y 2020, según las cifras del último censo de población llevado a cabo por el Inegi.
El pueblo quiere también la pena de muerte aunque se horrorice cuando a algún mexicano lo ejecutan, justamente, en Texas, en Oklahoma o en Alabama. Merecerían ser eliminados los secuestradores, sobre todo, en lugar de que los contribuyentes apoquinemos su manutención en las cárceles.
Hablando de impuestos, miren, el pueblo quisiera no pagarlos o, si fuera posible, que la carga fiscal fuera mínima y que la magnanimidad de papá Gobierno fuera, al mismo tiempo, infinita. Digo, becas, pensiones, aumentos de salarios, prebendas y canonjías a todo vapor —si fueran ustedes tan amables—que para eso están, además, unos ricachones a quienes bastaría decomisarles sus fortunas mal habidas para, en un acto de suprema justicia, devolverle al pueblo lo que le han robado (no es una caricatura esto, señoras y señores, sino la forma como los dictadorzuelos socializantes respondenalas demandas populares, en un primer momento, hasta que la pobreza se universaliza sin remedio posible porque, qué caray, los denostados potentados se llenaban muy seguramente los bolsillos pero también contribuían a llenar las arcas del erario y ahora, sin empresas ni negocios ni inversiones y bajo el despótico dominio —terror y violencia de Estado— de la nueva jerarquía, es ya demasiado tarde para revertirlo todo y volver al orden antiguo).
El pueblo alemán —sí, el mismo que habitaba la patria de Johann Wolfgang von Goethe, de Ludwig van Beethoven y de Immanuel Kant, entre tantísimos otros personajes creativos e ilustrados— quiso ser gobernado en su momento por Adolf Hitler y el desenlace de este extraño encantamiento no fue otro que la total devastación de su país.
En la siguiente columna continuaremos con este recorrido por la galería en la que están escrupulosamente registrados los comportamientos de los pueblos, estimados lectores.
En fin, 800 mil compatriotas dejaron el país entre 2015 y 2020