Estos gamberros
He encontrado en la canción Baba O’Riley
de los Who una aguda crítica, avant la lettre, de la vida en las ciudades de los usuarios del siglo XXI. Una crítica psicosociológica que nace de esa fabulosa introducción con teclado eléctrico (Lowrey Berkshire Deluxe TBO-1) que, desde las primeras notas, nos pone en guardia: ¿qué me quieren contar estos gamberros?, ¿a qué viene tanta y tan sabrosa introducción?
El protagonista de la canción se ha ido de la ciudad al campo (out here in the fields), quizá porque está harto del humo y el cemento, o por su inclinación ecológica o porque fuera de la ciudad es más barato el alquiler. Es igual, él está herméticamente seguro de lo que hace: no necesito pelear (I don’t need to fight) para probar que tengo razón (to prove I’m right), no necesito que me perdonen (I don’t need to be forgiven).
Hecha esta grave declaración se va con Sally al campo, le pide que no se arrepienta, le dice que van donde está la gente feliz y que hay que irse antes de que la vejez los alcance (before we get much older).
Hasta aquí tenemos la historia de un joven que deja la ciudad, en 1971, para buscarse la utopía colectiva en el campo. Nada que objetar hasta que reparamos en el estribillo de la canción, que nos dice que lo que han dejado atrás, la ciudad con sus humos, sus bendiciones y sus penurias, no es más que la tierra yerma o baldía, el páramo o el erial de la juventud (it’s only teenage wasteland).
La lectura de Baba O’ Rile y desde el siglo XXI es otra porque la población adulta urbana, en los últimos, digamos, treinta años, se ha infantilizado, los adultos de hoy se desplazan en patinetes, usan ropa idéntica ala de sus hijos, se divierten con video juegos pueriles y se pro digan en las Redes como los jóvenes que ya no son.
Las ciudades de hoy son, como lo vaticinó Pete Townshend, la tierra yerma de la juventud, la teenage wasteland y, quien quiera convertirse en adulto, tendrá que irse al campo a trabajar la tierra y a lidiar con las fuerzas de la naturaleza.