Paracaidistas rondan el barrio de Analco
El caso más representativo es un complejo abandonado de 24 viviendas que ha sido allanado casi en su totalidad desde hace varios meses
El paracaidismo es una actividad que prolifera principalmente en las orillas del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG), en demarcaciones hacia las cuales ha apuntado el desarrollo habitacional, sin embargo, la capital de Jalisco no se escapa de este tipo de casos que se registran en el barrio más antiguo.
Caminar por las calles de Analco puede resultar contrastante para la vista de sus habitantes y visitantes, sus jardines y sus plazas públicas gozan de una imagen urbana que luce limpia, con áreas verdes bien recortadas, un balizamiento en sus calles y pintura en su mobiliario que dan testimonio del constante mantenimiento que reciben.
Pero dentro del mismo barrio, los lotes baldíos entre una y otra casa habitación son habituales, al igual que viviendas abandonadas, vandalizadas, cubiertas por grafiti y con ventanas rotas, resguardadas con viejas cadenas que rodean débiles portones y se sujetan con oxidados candados.
Esa también es parte del barrio que quiere rescatar Guadalajara, de esa colonia que se convirtió en el epicentro de una de las mayores tragedias de la metrópoli durante la mañana del 22 de abril de 1992, cuando una explosión en el drenaje destruyó calles, casas y la vida de cientos de personas, algo de lo que el barrio no se ha podido recuperar del todo, pero que sigue siendo el hogar del cual muchos no quieren irse, y al cual, otro tanto pretende llegar.
Justo en la esquina de las calles 20 de Noviembre y Cuitláhuac, una cancha de futbol siete se echa a perder bajo las inclemencias del tiempo, un proyecto abandonado al igual que el complejo habitacional de la esquina de enfrente; un coto de doce edificaciones que se quedaron en obra negra, 24 casas distribuidas en dos pisos a las que nunca les fueron construidas puertas, ventanas, y tampoco se les dotó de enjarre.
No obstante, una a una, familias comenzaron a arribar a este lugar, “se fueron metiendo poco a poco, veías que pasaba gente y metía cosas como que le andaban tanteando a ver si alguien les decía algo porque no se quedaban a dormir, pero cuando ya me di cuenta ya estaba todo habitado”, señaló un vecino de la calle 20 de Noviembre con respecto al allanamiento del cual ha sido objeto esta construcción.
No todas las casas están habitadas, pero las que ya tienen a alguien viviendo en su interior se pueden identificar rápidamente por las sábanas que sirven como cortinas y que cubren el hueco donde debía situarse una portilla, hay tendederos y uno que otro juguete regado por el lugar.
Los paracaidistas llegaron hace varios meses y se instalaron sin problema alguno, los vecinos a un costado son oficinas de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) y comparte barda trasera con un depósito vehicular del gobierno del estado, sin embargo parecen no ser un problema para la manzana, “hasta ahorita no se han metido con nadie y pues nosotros tampoco, mientras estemos así para que buscamos problemas”, señaló una vecina de Cuitláhuac, que dijo no tener comunicación con estos inquilinos improvisados.
Por su parte, la autoridad se ve limitada para intervenir al tratarse de propiedad privada, así lo explicó la Comisaría de Seguridad Ciudadana a través del área de Comunicación Social, que informó que su participación en este tipo de casos depende de una denuncia, que además no es un asunto concluyente, pues al ser un espacio de particulares, la labor consiste en buscar a esos dueños y a través del área jurídica brindarles acompañamiento para las denuncias pertinentes y así puedan recuperar su propiedad.
Los vecinos consideran que en el barrio, existen múltiples viviendas que actualmente son ocupadas por paracaidistas que aprovechan el abandono de los propietarios, pero en ningún caso podría ser más representativo que el coto habitacional, donde sus habitantes se reúsan a hablar ante una grabadora y se mantienen vigilantes ante cualquier extraño que ronde por la zona, pues celosamente cuidan aquello que no es suyo, pero que ya se han apropiado.