Las crisis internas, debilidad de México al renegociar el TLC
Fomentaron regreso de AMLO
Cuando el presidente Enrique Peña Nieto llamó a Donald Trump y lo convenció de no desechar el Tratado de Libre Comercio (TLC) en el centésimo día de su presidencia, fue un recordatorio de que México todavía no pierde su toque para manejar las crisis internacionales.
En el impago de deudas, devaluación, hiperinflación y nacionalizaciones bancarias, México tuvo que lidiar con todas ellas en las últimas cuatro décadas. Cuando Trump construía su imperio empresarial, los funcionarios de la segunda mayor economía de América Latina tomaban experiencia en las catástrofes, una fuerte y salvaje devaluación que desató el “efecto tequila” y llevó a un rescate financiero de emergencia de EU.
En este momento una confrontación por las exportaciones del azúcar mexicana a EU ya toma forma —hay un plazo para el 5 de junio— y podría convertirse en el ensayo para las discusiones del TLC.
El problema para Peña Nieto y su gobierno profundamente impopular es que el historial de México en el manejo de los problemas internos es mucho menos impresionante que el de su larga historia de lidiar con problemas internacionales.
“Externamente no tenemos problemas. Internamente, los tenemos”, dijo un ex secretario, quien agregó que el gobierno “reacciona muy lento ante todo”.
Peña Nieto se enfrenta a varios problemas en el Estado de México, su estado de origen, un bastión tradicional del partido gobernante, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), donde se realizarán las elecciones para gobernador el 4 de junio.
Una mala demostración del candidato del PRI —quien también es primo del Presidente— podría significar la perdición para el partido alguna vez poderoso, el próximo año.
El gobierno parece incapaz de dominar el pico de violencia, incluyendo un aumento de 30 por ciento en el número de homicidios y extorsiones y un incremento de 20 por ciento en el número de secuestros en el primer trimestre, en comparación con el mismo periodo del año pasado.
El descubrimiento de enormes fosas clandestinas y la desaparición todavía sin resolver de 43 estudiantes a manos de la corrupta policía local y cárteles del narcotráfico indignó a los mexicanos.
Los escándalos de corrupción que involucran a ex gobernadores del PRI profundizaron el desagrado público, al igual que la saga de la mansión de la esposa de Peña Nieto que pagó un contratista del gobierno.
Esta serie de crisis fomentó el regreso de Andrés Manuel López Obrador, un rebelde político de izquierda, quien casi ganó la presidencia en 2006 y que cada vez más se ve como el hombre a vencer en 2018. Esa posibilidad aterroriza a muchos empresarios.
Mientras tanto, Peña Nieto parece dispuesto a terminar rápidamente las negociaciones del TLC, al igual que el gobierno de Trump. Pero si se traba el calendario, López Obrador, un enemigo de la mayoría de las cosas que defienden los tecnócratas de México, dejó en claro su deseo de sopesar la renegociación.
Esto podría marcar el momento en que la lamentable historia de México para lidiar con los problemas en casa socave su historial para el manejo de las crisis internacionales.