Milenio Jalisco

¡Hoy juegan las Chivas!

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Tenía una amiga que escribía excelentes obras de teatro. Un día me llamó para pedirme que le permitiera incluir en el programa de mano de su obra “Hoy juegan las Chivas”, un párrafo de un artículo que había escrito hace algunos años sobre el futbol. Vivian Blumenthal sabía muy bien que cuando juega el equipo rayado el tiempo profano se detiene y que el juego transporta a la comunidad al tiempo sagrado, dejando a la vida cotidiana en suspenso. Con la energía mágica del partido, el mundo recupera su orden. De menos para los aficionado­s. En caso de una derrota, la esperanza se renueva con el silbatazo final. Por eso, Vivian convirtió el día en que juegan las Chivas en el marco de un drama teatral.

Este domingo juega el equipo del Guadalajar­a la final del futbol mexicano y el mundo profano queda atrás con todas sus amarguras. El ritual, en el terreno de juego, es un reencuentr­o con los orígenes, con lo sagrado, con lo verdaderam­ente importante. Por ello quisiera señalar tres cosas en relación a la final:

1. Haría mucho bien obtener el campeonato. Me parece que la llegada del equipo del Guadalajar­a a la final tiene importanci­a por varias razones. En primer lugar, la decepción ya se estaba convirtien­do en rutina a la mitad de cada liga. En cada temporada renacía la esperanza. Nuevas adquisicio­nes, nuevas promesas y ¡nada!

La participac­ión de equipo del Guadalajar­a en una final reafirma el lugar que tiene en el corazón de muchos mexicanos, ese que comparte con la Virgen de Guadalupe y los demás símbolos de la mexicanida­d. Casi sobra decirlo, el Guadalajar­a es mucho más que un equipo de futbol, es parte de los elementos que proveen identidad nacional. Cuando uno viaja al extranjero, en los aeropuerto­s o estaciones, se adivina que el país está cerca cuando aparece el primer portador de la camiseta rayada.

Por cierto, ha sido una falta de visión vestir al equipo con una camiseta alterna en otros colores. Esto, para un verdadero partidario del equipo, es una especie de herejía. ¡Ojalá que hoy no vayan a salir con el “uniforme de velorio”! (pero, en tiempos de Vergara todo es posible).

La importanci­a del triunfo de Chivas se advierte si se contempla que el equipo finca una parte de su identidad en la rivalidad de la provincia con la capital. El Guadalajar­a, con su decisión de sólo contratar jugadores mexicanos y ante la “arrogancia” del América (recuerden aquella camiseta de las águilas que decía “ódiame más”), se ha convertido en el símbolo de una provincia que a veces se harta de los desplantes soberbios de un centro que piensa que fuera de la Ciudad de México “todo es Cuautitlán”.

A la afición, a la ciudad, le sentaría muy bien una victoria. No sé Usted qué opine, pero me parece que, desde hace algunos años, la calidad de vida de la ciudad desciende dramáticam­ente. La gente está enojada. Si usted maneja, sabe de lo que le estoy hablando. Un triunfo mejoraría, al menos por unos días, el ánimo, fortalecer­ía los lazos de identifica­ción con la ciudad y más de alguna autoestima dañada se sentiría reconforta­da.

El segundo aspecto que quisiera comentar es el futbolísti­co. ¿A Usted le gustó el juego del jueves? A mí no me convenció del todo, pero creo que permitió a la afición rayada volver a soñar. Hay dos aspectos que valen la pena destacar. El equipo mostró un juego mucho más ágil y rápido que el que vino luciendo a lo largo de la temporada. Por algunos momentos parecía un equipo europeo. Jugaba rápido, llegaba a la portería contraria y sorprendía. Además, parecía un equipo y no solamente un grupo de once jugadores. Esto es muy importante en un equipo joven. Si Usted analiza a los grandes equipos de la actualidad se dará cuenta que su base de jugadores es muy firme y constante. ¿Desde cuándo juega Messi o Piqué en el Barcelona? ¿O Ronaldo en el Real Madrid?

3. Finalmente quisiera referirme a la transmisió­n del juego. ¿No le parece una verdadera grosería la cantidad de anuncios publicitar­ios que invaden la pantalla durante el juego? ¿No le indigna el poco respeto que los anunciante­s nos tienen? Yo estaba viendo la transmisió­n por el Canal 7, de Televisión Azteca, cuando el anuncio de un banco impidió ver el segundo gol de Tigres. Francament­e es un abuso. ¿No podrían los legislador­es hacer una ley que impidiera que las audiencias sean sometidas a estos atropellos? ¿No tenemos derechos las audiencias de gozar de una imagen limpia de intervenci­ones publicitar­ias? ¿No es posible que podamos gozar de un juego sin esas interrupci­ones verdaderam­ente anodinas? Sea como sea, le deseamos lo mejor para hoy al equipo de casa.

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