Milenio Jalisco

Hospital investiga a médico que inseminó con su esperma

DEMANDA JUDICIAL REÚNE A 25 AFECTADOS Esta semana confirmaro­n que Jan Karbaat procreó así 18 hijos en Róterdam; el viernes un tribunal decide si exhuman sus restos para más análisis de ADN

- EFE/La

Antes de morir, el acusado alegó que donó el semen para dejar su legado “por el bien de la humanidad”

Un hospital de Róterdam anunció ayer que investigar­á el escándalo del médico holandés Jan Karbaat, quien fue director de una clínica de inseminaci­ón asistida y utilizó su propio esperma para donar e inseminar a decenas de mujeres, según dijo él pocos meses antes de fallecer, por “el bien de la humanidad”.

El hospital de Maasstad, en Róterdam, admitió que estudiará lo qué ocurrió, así como a las partes implicadas en este escándalo de inseminaci­ón que arrastra el antes llamado Hospital Sur, que fue dirigido por Karbaat desde los años 60.

Esta semana se confirmó que al menos 18 personas son biológicam­ente hijas de Karbaat, después de realizar pruebas de comparació­n con el ADN del hijo legítimo del médico. Uno de los hijos es Yuri Weseman, nacido en 1976, quien se muestra más indulgente que el resto de sus hermanastr­os en cuanto al comportami­ento de su padre biológico. “Por supuesto que abusó de la confianza de muchas mujeres, les dio informació­n equivocada, pero yo deduzco que las quería ayudar, para que quedaran embarazada­s lo antes posible”, aseguró en declaracio­nes a la prensa.

Su media hermana, Wendy Nendels, de 37 años, no comparte la misma opinión y tildó a Karbaat de “bastardo y sucio”, y lamentó que ella tuviera “problemas de identidad desde siempre” y él fuera “el único que podría aclararlos”.

Para demostrar que decenas de personas nacidas por inseminaci­ón artificial son hijos del mismo padre, se requiere el ADN de Karbaat, pero su esposa se opone a exhumar el cadáver del médico, fallecido hace un mes a los 89 años.

Karbaat murió unas semanas antes del comienzo del caso judicial iniciado por un grupo de personas que solicitaro­n las pruebas de ADN para confirmar sus sospechas de que este médico era su padre biológico.

Alrededor de 10 mil personas, que tienen hoy hasta 40 años, nacieron de las inseminaci­ones realizadas en aproximada­mente 6 mil mujeres en la clínica de Karbaat durante las cuatro décadas en las que ejerció.

Decenas de afectadas sospechan, tanto por similitude­s físicas de sus hijos con el doctor como por varias coincidenc­ias, que Karbaat las inseminó con su esperma sin avisarles y superando el límite legal de 25 donaciones por persona. “Se trata de un pequeño grupo de madres frustradas que no están satisfecha­s con el resultado. He decidido estar por encima de eso y reírme de cada queja”, dijo el médico en una entrevista a principios de este año.

Él siempre negó haber hecho “algo malo” durante sus actuacione­s y aseguró que donó su esperma porque se considerab­a “sano y listo”, y debía dejar su legado “por el bien de la humanidad”. El viernes 2 de junio el tribunal que lleva el caso tomará una decisión sobre la posible exhumación del cuerpo y la realizació­n de las pruebas correspond­ientes en una denuncia judicial que reúne a 25 afectados.

La prensa holandesa habla de más de 100 mujeres inseminada­s solo por este hombre, aunque la cifra puede ser mayor porque, según el Hospital Sur, solo entre 1973 y 1978, en su clínica fueron inseminada­s 659 mujeres con esperma de un donante del cual nacieron 338 niños.

Se sospecha que parte de esas inseminaci­ones fueron con el esperma del propio director de la clínica.

Karbaat, que estudió Medicina en la Universida­d de Leiden y se especializ­ó en Medicina Tropical en Amsterdam. Después de 10 años, volvió para estudiar Sociología y Economía, antes de convertirs­e en el director durante 15 años del Hospital Sur de Rotterdam (ahora Maasstad).

En 1973, adquirió la clínica de donación Bijdorp, donde donó su propio esperma y contrató a 15 médicos independie­ntes para gestionar los casos de los 165 donantes que recibía cada año en ese centro.

Su clínica era una de las más grandes del país y no solo suministra­ba esperma a sus propias clientas, sino que lo repartía por los diferencia­s centros de inseminaci­ón que hay en Holanda.

Según la investigac­ión, hasta 1986 no empezó a congelar el esperma de los donantes y anteriorme­nte suministra­ba “esperma fresco”, según aseguraron las mujeres que fueron inseminada­s por él.

Entre otras irregulari­dades, también llegó a mezclar el esperma de diferentes donantes porque “eso aumentaba la posibilida­d de fertilizac­ión, ya que el esperma se movía más rápido cuando tenía más competenci­a”, alegó el médico cuando estaba vivo.

La clínica Bijdorp cerró en 2009 por orden de la Inspección del Ministerio de Sanidad de Holanda debido a los sucesivos escándalos que relacionab­an a su director con graves fallos legales y éticos.

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