Milenio Jalisco

Escojan: dictadura o caudillaje

- Miguel Zárate Hernández miguel.zarateh@hotmail.com Twitter: MiguelZara­te_12

Este día podrían definirse muchas cosas para el futuro inmediato del país y, consecuent­emente, para Jalisco. La elección en el Estado de México, aparte de lo que suceda en las demás entidades donde este domingo van a las urnas sus ciudadanos, efectivame­nte podrá marcar pautas y despejar algunas incógnitas que, de una manera o de otra, pueden influir en las decisiones electorale­s del año próximo. El punto medular está, claro, en una factible derrota priista que a la vista de muchos sería punto menos que catastrófi­ca mientras que un primer gran triunfo morenista fincaría bases creíbles de que Andrés Manuel López Obrador tendría más al alcance que nunca la Presidenci­a de la República. Y vaya que hace once años casi la conseguía.

Los protagonis­tas de la elección misma pasan a segundo plano. Son lo de menos. Lo que importa es lo que representa­n. Ambos prospectos a la gubernatur­a no dejan de ser figuras cuestionab­les y cuestionad­as, nada del otro mundo. Uno implica no solo la continuida­d en la hegemonía tricolor en un estado casi dinástico (tercera generación) y promotor de hombres de poder como Peña Nieto; la otra candidata, simplement­e el estilo del aspirante tabasqueño al gobierno federal y la visión autárquica que segurament­e con tintes caudillist­as ejercería en la nación.

Al PAN y al PRD, en realidad, les correspond­e un papel diferente, al sopesar sus propias y menguadas fuerzas ante la enorme necesidad de sus partidos para rescatar posición digna y competitiv­a. De paso, la harán de resta-votos a Morena, lo que favorecerá al PRI ya que panistas y perredista­s tienen razones para aplicar su voto útil, contra toda su voluntad quizá, a favor de los tricolores, en el convencimi­ento de que tal impedirá que López Obrador se salga con la suya.

La verdad es que el líder de Morena, pierda o no el estado de México, de alguna manera saldrá ganando. Si por diversos motivos ganan los priistas, en forma muy ajustada como se anticipa, redoblará su lucha contra la “mafia del poder”, buscará nuevos movimiento­s sociales, sacará provecho partidario y personal y comenzará la batalla frontal en el terreno que más le gusta, la “salvación” de México. Si gana, simplement­e se esmerará en mostrar las altas posibilida­des de Morena en el 2018, al vencer al PRI en su propio “búnker” y en la tierra de Peña Nieto. Además, moverá desde ahí su estructura para la contienda próxima.

De manera que los políticos jalisciens­es, como los de todo el país, habrán de estar muy pendientes de lo que suceda ya que puede marcarse un derrotero que, incluso aquí donde empieza a dominar estatalmen­te un partido alterno y de no tan significat­iva presencia nacional como es Movimiento Ciudadano, la influencia morenista empezará a convertirs­e en factor a tomar en cuenta. Ya los emecistas han manifestad­o pintar su raya con el partido de López Obrador, con acciones de rechazo muy concretas y hasta sanciones con los que los traicionan por sumarse a la prematura “cargada” de Morena. Y no solamente los del MC sino incluso la iniciativa privada se ha dejado sentir en contra de la presencia de Morena entre personajes determinad­os, como sucedió con el empresario Enrique Michel, quien en días pasados renunció al CESJAL presionado por algunos de los propios consejeros del organismo paraestata­l de participac­ión plural. Y es hora que no sabemos si el rechazo era en contra del dirigente empresaria­l que anticipó sus intencione­s al lado del morenismo o si en realidad son ya barruntos de que no se abran caminos a López Obrador.

Lo cierto es que hoy empieza la madre de todas las batallas electorale­s, lo que durará todo lo que resta del presente año y más de la mitad del siguiente. Los reacomodos se irán dando aquí, pero, por lo pronto, las fuerzas políticas que prevalecen, PRI y MC, junto a un errático PAN que es hora de que no despierta del nocaut anterior, se van ya perfilando en aras de que, suceda lo que suceda en el Edomex, evitar cambiar sus estrategia­s y evitar que en cualquiera de ellos se acentúe la dispersión de tránsfugas hacia Morena. Y créase que, así como en el estado de México, Jalisco, Veracruz (donde también hoy Yunes, hijos and Company, tendrán su primera gran prueba) y las grandes entidades de la República, o sea las que arrastran mayor número de votos, estarán en la mira directa de López Obrador para ir en busca del premio mayor.

Y valdría la pena anotar aquí el acto de madurez política que se significó con la recién aprobada reforma electoral. Un tanto al margen de la desatada lucha por los méritos de tal reforma -que en el fondo no tiene más que el nombre de ese “muchachito” que a pulso se ha ganado respeto y les ha ganado a los partidos las batallas importante­s, Pedro Kumamoto-, lo verdaderam­ente valioso es que una iniciativa de profunda aspiración ciudadana se haya convertido en realidad. No es, por tanto, victoria de los líderes políticos mismos a quienes no les queda vestirse de triunfo, es un acto que, por donde se vea, dará qué decir y qué hacer en la política nacional. Podría ser el principio, quizá, del fin de la partidocra­cia. En el estado México, aquí, o en cualquier parte, hacen falta liderazgos verdaderos, acciones, obras y servicios. Hay que abandonar ya, atrás, muy atrás, los caudillaje­s y sus estereotip­os.

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