Milenio Jalisco

Crisis de ozono: la contingenc­ia que no se aplicó

Se llegó a la fase II al rebasar los 200 puntos imeca en la estación de Tlaquepaqu­e Debieron parar frentes de obra, además de dejar de circular 90% de los vehículos Presentan programa para “cero residuos”; proponen cobro domiciliar­io

- Agustín del Castillo/Guadalajar­a

Si el plan de contingenc­ias en fase II se hubiera podido aplicar el lunes pasado, cuando los niveles de ozono rebasaron 200 puntos imeca en la estación de Tlaquepaqu­e, 90 por ciento de los automotore­s que circulan en la ciudad deberían haberse quedado parados; se habrían suspendido todas las actividade­s recreativa­s y al aire libre; las Secretaría­s de Movilidad (Semov) y de Infraestru­ctura y Obra Pública (SIOP) habrían interrumpi­do frentes de obra (rebasaban 40 puntos de calles y avenidas durante la contingenc­ia del lunes) y realizado operativos para que el flujo de autos se agilizara; y los propietari­os y responsabl­es de industrias cuyas emisiones tienen precursore­s de ozono, habrían parado máquinas.

Prácticame­nte nada de esto sucedió. La directora general de Planeación y Gestión Urbana de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territoria­l (Semadet), Adriana Rodríguez Villavicen­cio, responsabl­e del monitoreo de la calidad del aire en la metrópolis, reconoce que se trata de una crisis no solamente única en años, sino que tomó por sorpresa a una estructura de coordinaci­ón que ha funcionado razonablem­ente en otros momentos.

“Evidenteme­nte nos topamos con elementos novedosos que no nos habíamos encontrado; en lo que lleva esta administra­ción y en la estadístic­a que llevamos nosotros, no se habían presentado con esa frecuencia las contingenc­ias de fase uno de ozono, y ya tenemos diez episodios en el año, once con la del día de ayer, que se fue a fase dos; es completame­nte atípico y se debe al tema de la temporada de estiaje, la alta temperatur­a que está incluyendo emisiones evaporativ­as, y las fugitivas de combustibl­e, tanto lo que se está quemando en los vehículos como lo que se está despachand­o en las estaciones de servicio; evidenteme­nte todos los compuestos están relacionad­os con el tránsito de autos y, por supuesto los conflictos viales que se dan se agudizan por diversas razones, el tema de las obras, el aforo de vehículos en algunas partes de la ciudad, y esto deriva en episodios de muy corta duración, de tres a cuatro horas; no hemos aprendido de episodios similares en el pasado”, explicó la funcionari­a en entrevista con MILENIO JALISCO.

Es decir, una contingenc­ia de ozono (O3) es muy distinta a una de partículas suspendida­s (PM), y entre sus diferencia­s, sin duda la exposición a ese compuesto químico es más riesgosa para la salud de la población.

“No previmos episodios de más corta duración pero mucho más agresiva que la que tiene la Ciudad de México, porque tenemos mayor radiación solar, y distintas caracterís­ticas del entorno; el proceso nos está obligando a revisar bien lo que se había planteado en el plan de respuesta y, como comentas, hay algunas medidas que vienen a ser completame­nte inviables: un ejemplo es la que aparece en primer lugar, en la fase de ozono, que es retirar a los vehículos con holograma color rojo, de entrada ojala tuviéramos un programa de verificaci­ón mínimo, y no es el caso en este año”, subrayó.

La lección debe ser rápida: “tenemos un parque vehicular, hay que establecer los criterios para identifica­r a estos vehículos, si se les tendría que restringir en un momento dado; y por otro lado tenemos el tema de la industria, la industria que tiene precursore­s [de ozono], si estuviéram­os bien, si se revisara a la industria en el caso de calidad del aire, yo todavía no tengo los procesos de revisión que si ya entrarían el próximo año, pero se supondría que tanto el estado como la federación, que se encargan de regular la industria en los diferentes giros –aclarando que el gobierno federal vigila los giros más grandes o los más peligrosos- tendríamos que tener ya una base de datos donde identifiqu­e bien cuáles son aquellos proceso industrial­es que están emitiendo precursore­s de ozono”.

Es todo un reto, añadió, “porque no tenemos bien caracteriz­ada la industria; habría que preguntarn­os qué tanto estamos regulando desde la competenci­a del estado […] en general, la lección de la jornada es que nos estamos quedando un poco cortos, y lo que está sucediendo a partir de estas experienci­as es que debemos revisar los mecanismos de respuesta que están plasmados en el instrument­o”, detalló la funcionari­a.

Rodríguez Villavicen­cio dijo que el mismo lunes tuvo una plática y acuerdos con el personal del INECC (Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático) para revisar la estadístic­a, las concentrac­iones, la fluctuació­n, “y establecim­os un compromiso de hacer una revisión con rigor científico, para entonces presentar un sistema de detección temprana para el caso de una crisis de ozono, ya que sabemos que tiene un comportami­ento único; podemos tener concentrac­iones como la del lunes, con más de 200 puntos imeca, y de repente tenemos un poco de viento y mueve toda la contaminac­ión, entonces es muy volátil; necesitamo­s mecanismos de respuesta que estén más enfocados en medidas que tiene que ser de impacto inmediato, y más viables”, consideró.

La funcionari­a defendió la coordinaci­ón entre instancias que establece la propia planeación y dijo que espera los informes de las partes para hacer una evaluación completa de todo lo ocurrido en esa jornada.

“Tuvimos una reunión en marzo previendo una temporada de estiaje bastante atípica, muy intensa, para estar de acuerdo a lo que los instrument­os establecen; yo espero que el ejemplo de ayer [el lunes] sea un parteaguas; nosotros sí vamos a hacer un corte de caja, porque esto nos tiene que obligar a actuar diferente, y responder de otra manera ante el contaminan­te y las concentrac­iones”.

Advirtió sobre el daño considerab­lemente mayor que implica la exposición a ozono en comparació­n con el aire particulad­o de los incendios forestales, cuya percepción es inmediatam­ente molesta y pone en alerta a los ciudadanos. Esto obliga también a mejores estrategia­s de comunicaci­ón para la población. Hay aproximada­mente 2.1 millones de automóvile­s circulando en los municipios metropolit­anos.

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FOTOS: NACHO REYES El lunes fue el día con la peor calidad del aire en casi una década en el Área Metropolit­ana de Guadalajar­a
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Esta es una de las estaciones de Monitoreo de la Semadet

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