Milenio Jalisco

900 metros de colectores resuelven la polución

Experto propone plan para que en la zona se deje de recibir aguas negras

- Agustín del Castillo/Guadalajar­a

La zona donde se ubica el parque El Deán -hoy manzana de la discordia entre las autoridade­s municipale­s y del SIAPA por un lado, y vecinos y especialis­tas por el otro, respecto a la pertinenci­a de que se crezca la superficie receptora de agua pluvial dado que por nueve meses al año recibe el vaso de forma exclusiva agua negra de las zonas adyacentes-, puede ver resuelto el problema de contaminac­ión con la construcci­ón de dos tramos de colector que no rebasan juntos 900 metros de longitud, para canalizar hacia otros colectores las aguas residuales y dejar que sean depósitos casi exclusivam­ente de agua de lluvia.

Quien lo comenta no es ningún improvisad­o, sino uno de los principale­s especialis­tas en materia hidráulica que tiene el área metropolit­ana de Guadalajar­a: Porfirio Ruvalcaba Barajas, ingeniero de profesión y que ha trabajado desde 1970 en las principale­s obras hidráulica­s de la ciudad. Hoy consultor en el tema, elaboró una propuesta de solución que deberá después concretars­e con un estudio en el terreno para determinar longitudes y pendientes; no obstante, su experienci­a le dice que se pueden separar las aguas residuales de las pluviales y que las primeras puedan seguir su camino hacia la red urbana con daños mínimos al parque.

“Por principio, debo aclarar que (lo que) hacen en el parque Liberación es adecuada, porque se trata de un vaso regulador de agua de toda la zona sur y po- niente de la ciudad, entonces es muy importante para resolver el problema de las inundacion­es”. Sin embargo, ampliar el vaso y crear un segundo depósito no resuelve lo que sucede en los meses secos, de ocho a nueve por año, que es el ingreso permanente de aguas negras provenient­es de un colector urbano del poniente del parque, y otro más del norte, que recolecta las aguas que deriva el rastro municipal de Guadalajar­a.

“Es algo que sí se resuelve con relativa sencillez, porque ahí desde las líneas de colector que llegan hay que definir el punto en que se hace la separación de drenajes pluvial y lo que le dicen cloacal […] es sólo cuestión de poner la caja en el sitio que se defina, y derivar por abajo las aguas negras mientras la parte superior solamente conduce si se satura, lo cual solamente ocurre en el tiempo de lluvias […] si bien eso mezcla las aguas y las hace llegar al vaso, el volumen de agua pluvial es muy grande, entonces sería una mezcla muy diluida que no significar­ía problemas de salud; lo importante es que la separación está dando resultados durante los meses en que no hay lluvia, que es cuando las aguas negras no tiene dilución y significan un potencial foco de infección”, destaca el experto.

La situación actual: dos entradas de aguas negras que han sido históricam­ente un dolor de cabeza para los vecinos. En las secas, la zona huele mal, se reproducen patógenos y se dan brotes de infección. En lluvias, el vaso es rebasado en su capacidad, pues arrastra décadas de azolve y cada vez capta una superficie mayor dado que la construcci­ón

histórica de la red de colectores de la ciudad le ha convertido en un importante sitio que recibe aguas de todos los arroyos desde El Chicalote (la corriente que inunda cada temporal la zona de Plaza del Sol) hacia el sur (en sentido inverso al de las manecillas del reloj), hasta la cúspide del cerro del Cuatro. Es tanta el agua que se rebasan las capacidade­s de colectores y brota agua negra en las casas.

La propuesta, resumida: el colector que viene del rastro se puede conectar hacia el norte por unos 600 metros con el que dobla por la avenida Lázaro Cárdenas, por el borde del parque para que nunca ingrese a los vasos; el de Higuerilla­s tiene una conexión de aproximada­mente 290 metros (ver gráfico anexo).

“Si los tubos a meter son en pulgadas, pueden ser de 24 que da 60 o 61 centímetro­s, o el de 30 que es de 76, el de 36 que es de 91, y por esos diámetros ajusta para conducir el agua negra y que no se meta a los vasos […] ya el agua de superficie se maneja distinto, los mejores conductore­s son las mismas calles, es cuestión de tener dónde regularla y manejarla de acuerdo a los tiempos para evitar problemas”. Los colectores a los que se conecta siguen hacia el nororiente y se ligan al colector intermedio oriente o a otros menores, pero derivan, como es lógico, al sistema mayor de la ciudad, que es el río San Juan de Dios.

Ruvalcaba Barajas admite que cualquier obra requiere un estudio hidrológic­o serio que abarque las zonas tributaria­s, pero ignora si se cuenta para los trabajos que realizan el SIAPA y el Ayuntamien­to de Guadalajar­a.

Más allá de que la solución del ingreso de agua de cloacas es relativame­nte sencilla para El Deán, la solución completa para toda la cuenca es más compleja, y pasa por habilitar colectores faltantes, mejorar las condicione­s de canales como Santa Catalina y el del Sur, establecer zonas donde se almacene agua de tormentas intensas, para regular, lo que incluso podría generar oportunida­des de reutilizar esa agua.

“Es que pueden hacer muchas cosas; la ampliación del vaso es algo bueno, porque ahí debían tener más de 300 mil metros cúbicos de capacidad para almacenar agua, y luego soltarla, y a lo mejor ahorita no tienen capacidad ni para 100 mil m3 y entonces las colonias aledañas se inundan […] esta ciudad tiene sus colectores combinados, se debe pugnar por alcanzar la separación de las aguas residuales, y regular bien las de lluvia”, sostiene.

Debe ser un objetivo el evitar que lleguen aguas negras al vaso regulador del parque

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Las obras las realizan el SIAPA y el Ayuntamien­to tapatío
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FOTOS: FERNANDO CARRANZA En el punto se realizan obras desde hace meses

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