Nombramientos del Congreso
De pronto la democracia mexicana parece una democracia tutelada. Actos de gobierno importantes se hacen sin la libertad propia de una república democrática. Desde la distancia que separa a los ciudadanos de a pie de los cenáculos del poder, los hechos observables indican este dato: Ciertas decisiones claves de un supuesto gobierno democrático no son tomadas por un gobernante libre. Parecen dominados por los dictados de un oscuro manual cuya norma inamovible es: Toda decisión debe apoyar a mi facción política dominante. Algo equivalente a: ¿Para qué sirve estar en el poder si no se incrementa el saldo político de mi facción?
Desde los años anteriores a la transición del año 2000 los ciudadanos organizados exigieron con argumentos legales, morales y políticos un comportamiento democrático de las instituciones gubernamentales, en congruencia con las disposiciones constitucionales y fundados en uno de los aspectos claves de los gobernantes democráticos: Anteponer el bien del pueblo y de la patria. Y, por tanto, escuchar al pueblo y poner a debate las opciones en decisiones tales como los nombramientos de los titulares de los órganos autónomos constitucionales. Además, disponer la participación orgánica de los ciudadanos apartidistas en la vigilancia de tales órganos y las decisiones del titular.
Los diversos gobiernos en la transición han aceptado procedimientos participados, públicos, abiertos, y hasta debates, en la determinación de los candidatos a dirigir algunos de esos órganos autónomos tales como la Comisión de Derechos Humanos y el Instituto de Acceso a La Información. Estos avances acaban topados con la decisión final inexplicada de la autoridad. El ejercicio democrático se subvierte.
Si se observa que quienes nombran al futuro presidente del ITEI no asisten a la comparecencia de los candidatos, ¿podemos confiar en una decisión de los diputados no politizada de antemano? Si no escuchan, ¿es porque ya tienen su voto? ¿Es desánimo porque la mayoría ya se pre impuso? La democracia mexicana no lo será sin decisiones explicadas y transparentes.
En el fondo, parece, los diputados representan su facción, su partido o su ideología política. Ciudadanos y pueblo pedimos representantes libres, cuidadosos genuinos de los intereses comunes y del bien de todos. Las elecciones del 2018 ¿serán una oportunidad para este paso?