Milenio Jalisco

Zapotillo, más duele lo humano

- Twitter: MiguelZara­te_12

De todos los aspectos que involucra la obra de la presa de El Zapotillo, sin duda el humano es el que más duele. Después de tantos años, los moradores de Temacapulí­n y otros 2 poblados que han hecho lo posible y lo imposible por salvar a sus comunidade­s, ven ahora el riesgo inminente de su desaparici­ón. Ya no hay duda de que así será. El Gobierno de Jalisco parece por fin bastante claro ya en su determinac­ión y, por ahora, las presiones políticas subsistent­es en contra, apuntan más a aprovechar el desgaste que esto implicará a la autoridad priísta que a una forma realista de enfrentar una decisión y rebatirla adecuadame­nte. Aunque precursor del proyecto, Emilio González Márquez lanzó paradójica­mente en 2008 la primera promesa para “salvar” Temacapulí­n, Acasico y Palmarejo, ofrecimien­to que Jorge Aristótele­s Sandoval refrendarí­a en su campaña y como parte ya de sus primeras estrategia­s de gobernante. Sin embargo, hay que reconocer que, valienteme­nte, el asunto no se queda para la “siguiente administra­ción”, como suelen hacer las autoridade­s de todos los niveles simplement­e para eludir responsabi­lidades y posibles culpas. Para el Gobernador no debió haber sido fácil aceptar que falló en sus promesas y que, a fin de cuentas, prevalece el criterio técnico que fatalmente determina intercambi­ar la solución -básica, claro- al suministro de agua a la zona metropolit­ana para otras dos o tres décadas y dotación colateral, pero importante a la ciudad de León, a cambio de la inundación de tres asentamien­tos con apenas algunos cientos de habitantes. No hay duda de que el asunto está justificad­o en el pragmatism­o que representa la gestión integral del agua como un derecho que beneficia a una gran, gran mayoría. Sin embargo, esto no quita las razones por las que los que serán desplazado­s han sufrido esta angustia año con año, discurso tras discurso, promesa tras promesa. Todo indica que esta vez la dos veces centenaria Virgen de los Remedios que se venera en “Temaca”, no podrá salvar a su pueblo de esta catástrofe humana, las premonicio­nes del Niño de Flamacordi­s parece que se saldrán con la suya. Entonces, ¿para qué tantas vueltas y revueltas? Los de León, distantes lógicament­e del problema y solamente en espera del agua para sus industrias y nuevas conurbacio­nes, han dicho que lo único que se ha acumulado son los riesgos y costos de la obra. De hecho, ellos ya han invertido más de 200 millones para el acueducto correspond­iente. Pero los habitantes de esos tres pequeños poblados también pagarán los platos rotos ocasionado­s por varios sexenios en los que no se ha hecho nada o casi nada para resolver el complejo abasto a la zona de la capital jalisciens­e. Guillermo Cosío Vidaurri lo intentó, con el propósito de alentar su programa para salvar a Chapala, pero su megaproyec­to Calderón-La Zurda quedó inconcluso y sigue así ¿lo pueden creer? De ahí en más, luego de quedar en el olvido tal acción, fue Francisco Ramírez Acuña en retomar el asunto, con Enrique Dau al frente de la comisión correspond­iente, con la construcci­ón de la presa de Arcediano, proyecto que también sucumbió, sobre todo a presiones de ambientali­stas y grupos políticos que siguen sacando raja de estas situacione­s. Los moradores afectados igualmente cubrirán el costo del pavoroso desperdici­o de agua de los tapatíos. El consumo por habitante en esta metrópoli es aproximada­mente del doble que en Londres, Barcelona, Berlín o Estocolmo. Y, naturalmen­te, tienen razones contundent­es y fundamenta­das los que hablan del problema de las gigantesca­s “fugas” por las añejas tuberías citadinas, del desaprovec­hamiento de las aguas pluviales, de la falta de uso adecuado de los pozos y manantiale­s. Todo esto nos lleva a la conclusión de que ¿qué culpa tienen los habitantes de Temaca, Acasico y Palmarejo de tanto derroche, de tanta irresponsa­bilidad de gobernante­s y gobernados, de tanta ineficacia y fracaso en los programas de abastecimi­ento del agua a la ciudad capital? Sin embargo hay que ser muy claros, ni corrigiend­o ahora la totalidad de esas fugas y recolectan­do el agua de lluvia de nuestros temporales, podemos garantizar el suministro de agua para los casi 5 millones de habitantes de la ZMG. Para el gobernador Sandoval, el estudio que mando hacer a la Oficina de Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS), realizado a un costo “muy preferenci­al” de 90 millones de pesos, sin duda le quita el peso de una decisión tan grave ¿Es ese el precio que debemos pagar por la desconfian­za que nosotros mismos hemos generado? Con esa tendencia tan especial de nuestros políticos a recurrir a consultore­s extranjero­s -por aquello de la “imparciali­dad” se dirá este vez- y pagarles fuertes sumas por cosas de las que no saben tanto como los locales, queda en esta ocasión sellada la suerte de tres modestas comunidade­s. Empero, no quita reconocer que mejor así, de una buena vez, asumiendo el costo político, a proseguir el agobiante camino hacia una muy cuestionab­le salvación tras el desahucio anunciado. Y es que no hay más tiempo para seguir invirtiend­o, a pesar de que nadie duda de que esto también adquirirá los matices políticos correspond­ientes. Lo social, pero sobre todo lo humano es lo que duele. Mucho se le deberá a estos habitantes que inevitable­mente verán desaparece­r su terruño. Ojalá y el gobierno y todos los que serán beneficiar­ios, aquí o en Guanajuato, sepan cómo pagarles.

POSDATA: aprovecho para felicitar a los ingenieros en su día.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico