Temaca, Palmarejo y Acasico
Han trascurrido 12 años de incertidumbre desde que se planteó la inminente construcción de la presa El Zapotillo, para dotar del vital líquido a la región de Los Altos, la zona metropolitana de Guadalajara y León, Gunajuato.
No faltaron vivos que se aprovecharon del proyecto para jalar agua a su molino. Uno de ellos: Aristóteles Sandoval, quien se valió de estrategias electorales para beneficiarse a sí mismo. Durante su campaña en Los Altos, prometió que la cortina no subiría más allá de los 80 metros, la gente le creyó y votó por él.
Parece ser que hoy día, les llegó el agua a los aparejos a Temaca, Palmarejo y Acasico, poblaciones históricas Jaliscienses condenadas a desaparecer.
La realidad es que, Aristóteles sabía que la federación había determinado que la cortina del embalse fuera de 105 metros. El agua es asunto de seguridad nacional que compete a la federación, no a los estados, en otras palabras… nunca pudo haber sido una decisión estatal. Aristóteles mintió.
Hasta el momento hay criterios encontrados respecto al beneficio que representa subir la cortina a 105 metros. Pudiera ser que aun sacrificando a los habitantes de los tres pueblos, ahogando no solo sus hogares, sino su historia, sus tradiciones, sus muertos, sus recueros y su estilo de vida; el fin justifique los medios. Lo que no se vale es que las autoridades no hayan actuado con la verdad. Los pobladores exigen respeto a sus derechos. Hasta el momento, activistas, periodistas, académicos y muchas voces más se han sumado a su causa. Tecama no está solo, dicen.
Los habitantes de estos pueblos alteños a punto de Zozobrar rechazan determinantemente la construcción de la presa, argumentan que es un modelo obsoleto de gestión integral del agua. Exigen se respete el fallo de la Suprema Corte de Justicia.
Después de tantos engaños, es difícil creer que la reubicación de los pueblos condenados cumpla con los requerimientos indispensables para sus habitantes. ¿Quién, o quiénes, desde el punto de vista sociológico y urbanístico está a cargo de la planificación integral de los nuevos asentamientos, respetando las características originales de cada uno de ellos? Si Aristóteles no toma en cuenta estos importantísimos “detalles”, estará perdiendo la mejor oportunidad de trascender.
PD. El asunto no es reubicarlos, sino respetar su dignidad.