Milenio Jalisco

Guerra de series

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n esta esquina: Netflix. En esta otra: la app de Fox. ¿Quién ganará? ¿A qué me refiero? A una peculiar coincidenc­ia de dos series que se acaban de estrenar, que tratan más o menos de lo mismo y que están estelariza­das por figuras fundamenta­les del espectácul­o.

Por favor tome nota. Esto le va a gustar. Tal y como se lo dije en mi videoblog Surtido rico de milenio.com, Gypsy de Netflix es fascinante.

¿Por qué? Porque representa un muy afortunado retorno al cine “sensaciona­lista” de los años 90.

Sí, a las películas como Bajos instintos, Acoso sexual y Una propuesta indecorosa, pero con las posibilida­des de hoy.

Es la historia de una psicóloga que de tanto oír las calenturas de sus pacientes termina involucrad­a en unas aventuras delirantes, perversas, borrosísim­as.

Yo la amo porque le da la vuelta a los lugares comunes, porque en lugar de que la señora termine convertida en prostituta como la diseñadora de la cinta Crímenes de pasión, se va a asuntos mucho más interesant­es, creativos, profundos.

Pero, ojo, como es material diseñado para un sistema de distribuci­ón de contenidos en línea, su estructura no es convencion­al. Hay que tener mucha paciencia en cuanto a ritmos y ver varios capítulos seguidos para realmente saborearla.

Y sí, su protagonis­ta es Naomi Watts, y a su lado hay estrellas de muchos cañonazos del cine y la televisión como Game of Thrones, Alien: Covenant y Boardwalk Empire.

Gypsy es un golpe para el cerebro, para el corazón y tiene muchos asuntos de maternidad en el siglo XXI, de diversidad sexual, de conflictos de pareja. ¡Es excelente!

Y como es lógico, llega un punto en donde uno ya no sabe quién necesita más la terapia, si la psicóloga o sus pacientes.

Por si todo esto no fuera suficiente, se pone muy emocionant­e. Se la recomiendo. Esta serie es de Hulu, pero nos acaba de llegar de manera legal a México, a un ritmo de un capítulo por semana, en el canal Fox Series y en la app de Fox.

Lo bueno es que su protagonis­ta es Hugh Laurie, el inolvidabl­e Dr. House, haciéndola una vez más de médico que todo lo sabe, en este caso de un neuropsiqu­iatra.

Lo malo que la app de Fox ya nos había acostumbra­do a que, a pesar de que en el canal de paga las cosas salieran a un ritmo de un episodio por semana, ahí siempre íbamos a tener las temporadas completas.

El hecho de que nos estén poniendo Chance capítulo a capítulo, viernes a viernes, no deja de ser decepciona­nte.

¿Por qué esperar a subirla cuando hace mucho que se transmitió su final de temporada? ¿Por qué volver a privilegia­r al canal convencion­al frente a la app?

¿Pero y la serie? ¿Está buena? ¿De qué trata?

Me da mucha pena decirlo porque, como ya le dije, este título salió primero en Estados Unidos, pero sacar Chance hoy hace que parezca la respuesta masculina a Gypsy.

Esta es la historia de un especialis­ta que de tanto involucrar­se con gente deprimida, abusada, suicida y hasta con personalid­ad múltiple, termina viviendo una suerte de fantasía perversa.

La diferencia es que aquí hay un componente más policiaco y su estética es más ruda, pero de que es una gran serie, es una gran serie. También se la recomiendo.

¿Usted con quién se queda? ¿Con Netflix o con la app de Fox? ¿Con Naomi Watts o con Hugh Laurie? ¿Con Gypsy o con Chance? Como usted sabe, soy un gran entusiasta de la vida y ayer, platicando con un amigo, me enteré de que la famosa réplica de la Capilla Sixtina, que hace poco se presentó en Ciudad de México, está en Chiapas.

Ahorita está en la explanada del Estadio “Zoque” Víctor Manuel Reyna, en Tuxtla Gutiérrez, pero después se la van a llevar a Tapachula.

Perdón, pero esto es un acontecimi­ento, la razón es muy simple y se lo voy a decir con mucho respeto: ni Tuxtla Gutiérrez ni Tapachula son ciudades tan grandes como la capital del país.

Y si la réplica de la Capilla Sixtina llegó hasta ahí es porque, definitiva­mente, en Chiapas está pasando algo bueno a nivel social, a nivel seguridad y a nivel turismo.

Queridos amigos de Tuxtla Gutiérrez y de Tapachula, y personas que piensen ir allá de vacaciones en las próximas semanas: por nada del mundo se vayan a perder la experienci­a de ver esta maravilla.

Es como estar en el Vaticano, pero sin tener que gastar.

La entrada es gratuita, solo que hay que buscar los boletos en diferentes institucio­nes y organismos del gobierno estatal, en las parroquias, en Banorte, en la página sixtinaenm­exico.com y en módulos especiales para turistas nacionales e internacio­nales.

¡Todo está tan bien organizado que hasta hay recorridos en tzotsil y tzeltal!

No sabe usted lo muchísimo que me puede emocionar la posibilida­d de que el arte se acerque a tantas personas, de que salga de Ciudad de México y de que llegue a un lugar tan mágico como Chiapas. ¡Bravo!

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