SIAPA ataca zonas de lluvia de 1.5 m
El naciente programa de control de inundaciones atiende a “las zonas más críticas” de la ciudad con ocho proyectos que deben reducir la incidencia de desastres en la metrópoli
El área metropolitana de Guadalajara vive dos etapas características en relación al clima: el largo periodo seco que abarca alrededor de ocho meses y en el que los tapatíos padecen calor, que se vuelve extremo en primavera; contaminación por ozono y polvo, enfermedades respiratorias y estrés. Y las apretadas lluvias, que nunca rebasan cuatro meses: la ciudad semidesértica se transforma en trampa de inundaciones – hasta 300 puntos de anegamiento en los nueve municipios -, hay frecuentes accidentes automovilísticos, y los más desafortunados podrán perder patrimonio y poner en riesgo su vida en cuestión de minutos ante las tormentas breves e intensas, y el territorio transformado, que ha perdido gran parte de su capacidad de infiltración y conducción del agua.
De hecho, dentro de los diferentes eventos de desastre que ha estudiado y catalogado el grupo multidisciplinario de la Facultad de Geografía de la Universidad de Guadalajara, bajo el liderazgo de Luis Valdivia Ornelas, se ha documentado que los ocasionados por las aguas copiosas del temporal son, de lejos, los que tiene mayor incidencia en la vida de la metrópolis.
El SIAPA ha estimado que el costo anual que la ciudad paga por estos daños severos es de 600 millones de pesos en el Valle de Atemajac, el núcleo histórico de la ciudad, pero consideradas las 72 mil hectáreas de la ciudad metropolitana, se puede ir a mil millones de pesos anuales.
Invertir en una serie de proyectos que aminoren los problemas del tapatío común frente a láminas de agua de 1 a 1.5 metros, es el objetivo del hoy llamado Plan de Manejo de Inundaciones, cuya primera etapa está a punto de culminarse, a un costo cercano a 800 millones de pesos, pero el proyecto completo, en precios actuales, y considerada la totalidad de la mancha urbana sobre los valles de Atemajac, Tesistán y Toluquilla, rebasará 9,100 millones de pesos.
La primera etapa atiende ocho sitios considerados críticos, sea porque allí se acumulan lluvias muy copiosas, o bien, porque son la llave para retener agua y evitarlo en partes más bajas, asegura el director técnico del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA), Alejandro Gutiérrez Moreno.
Se trata de una inversión global de 800 millones de pesos, que está en fase de conclusión; antes de que brotaran los conflictos por los parques de San Rafael y de El Deán, se había avanzado sin problemas en otros frentes metropolitanos que deben bajar la carga de problemas para quienes han padecido en su patrimonio el costo de habitar zonas inundables, precisa el director del organismo operador, Aristeo Mejía Durán.
“Es dinero de deuda; se trata de un crédito del SIAPA autorizado por el Congreso y que debió ser sancionado a nivel de la federación; el gobierno del estado fue muy cuidadoso para que se tuviese el crédito con la tasa de interés más económica, por eso se licitó”.
Primero se había prometido dinero fiscal a fondo perdido.
El costo anual que la ciudad paga por estos daños es de 600 mdp en Valle de Atemajac